Las vírgenes vestales
Las Vírgenes Vestales eran las sacerdotisas de Vesta, diosa protectora de Roma, de la pureza y de la familia. Elegidas de niñas entre los 6 y 10 años, estas jovencitas debían tener una salud y un cuerpo perfecto (es decir, bien proporcionadas, sin ningún tipo de deformidades, etc.). Dichas sacerdotisas contaban en la sociedad romana con beneficios y privilegios únicos a su cargo y estatus social.
Sus beneficios iban desde tener acceso a lugares de preferencia en los varios juegos y violentas carreras de carros que se llevaban a cabo en Roma, poder asistir libremente a los teatros, ser protegidas por los lictores (los mismos guardias que protegían a los cónsules de Roma), invitadas a los más suculentos banquetes imaginables y fueron a su vez respetadas y adoradas por más de mil años por todos los romanos que veían en ellas la representación de una diosa bondadosa y protectora. Diosa que avivaba la flama que, según se creía, habitaba en los pechos de la humanidad.
Así mismo, las vestales eran las figuras principales de la Vestalia, quizás una de las festividades más importantes, populares y queridas por los romanos, cuyo objetivo era la limpieza espiritual de Roma.
La pintura anterior se toma muchas libertades artísticas. No obstante, el saqueo de Roma fue uno de los saqueos más violentos y destructivos en la antigüedad, con recuentos de cielos completamente rojos debido a la gran cantidad de cenizas y calina liberada por los cientos de incendios.
Unas sacerdotisas dedicadas a su tarea
Su tarea principal, entre tantas otras de vital importancia para la religión Romana, era la de mantener viva la Llama sagrada de Vesta, ubicada en el Templo de Vesta. Esta llama simbolizaba a Roma y se creía que si dejaba de arder una catástrofe sin igual caería sobre Roma y esta, indefectiblemente, desaparecería del mundo.
Durante siglos y siglos las vírgenes vestales cumplieron fielmente su tarea de proteger la llama sagrada. Incluso durante el gran incendio del año 60 bajo el mando del emperador Nerón, que vio a gran parte de la urbe ser devorada por las llamas, estas sacerdotisas cumplieron con su importante función.
Sin embargo, el cruel tiempo y los cambios políticos y culturales del Imperio hicieron que su culto quede prohibido en la era cristiana. Esto debido a que la misma era una tradición pagana muy fuerte y estaba afianzada en los corazones romanos. Característica que la convertía en un blanco de preferencia de la nueva religión del estado.
La roca Tarpeia: si bien las vestales eran muy queridas en la sociedad romana, una de las cuasi-leyendas de los romanos es que fue justamente una de las primeras vestales, llamada Tarpeia, una traidora que abrió las puertas de la ciudad a los invasores sabinos. Como castigo la sacerdotisa fue entonces arrojada de una alta roca en Roma, la cual pasó a llamarse como la Roca Tarpeia desde ese entonces. Roca desde la cual los romanos ejecutaban a ciertas figuras de peso político. Puedes leer más sobre esta roca tan particular en el siguiente artículo: Rocas famosas, de la roca más grande del mundo a la roca más costosa.
El colapso del imperio romano
La orden se mantuvo vigente hasta el año 394 d. C. cuando el emperador Teodosio decretara por ley que todo culto y rituales paganos en público quedaban prohibidos y se negaba su práctica.
Tras este decreto el templo de Vesta fue cerrado, la orden de las vírgenes vestales prohibida y la llama sagrada extinta -muchos dicen que por el mismo Teodosio-. Las vírgenes vestales que ocupaban el puesto en ese momento fueron desligadas de sus tareas y la orden continuó su existencia ya solo en las páginas de la Historia, como un recuerdo de una de las más grandes y hermosas tradiciones de la edad dorada de Roma.
Curiosamente, y tal vez quién sabe, casualidad del destino o justicia poética hacia un emperador incrédulo de la tradición romana, 16 años después de haber sido apagada la llama protectora, cae el Imperio Romano Occidental en manos de las tribus bárbaras que invadieron la península, saquearon la ciudad y pusieron a dicho imperio.
Roma ha caído, pero si deseas mantener viva la llama del imperio más pujante en la Historia de la humanidad, puedes aprender latín en tu tiempo libre.
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