En uno de los textos del genial historiador francés Jean-Pierre Poly, especializado en Historia Europa, más precisamente el período medieval, Le Chemin des amours barbares sobre el sexo y el romanticismo en la Edad Media, podemos encontrarnos con algo que no tiene desperdicio alguno.
Entre las diferentes estrategias y hechizos que tenía una mujer para conquistar a un hombre que deseaba, así como una cantidad prácticamente interminable de talismanes y pociones que, según sus carismáticos creadores tenían una eficacia sin igual, se encontraba una tan bizarra como llamativa:
«Consistía en que la mujer se introduzca un pez vivo en su sexo (vagina) y lo mantenga hasta que éste esté muerto. Luego tras, cocerlo o asarlo, se lo daría de comer a su marido para que éste arda aun más de pasión por ella».
Aparentemente esta práctica se volvió muy popular entre las mujeres Medievales, tan popular que el mismo obispo de Worms, preocupado por la cantidad de reportes que llegaban a su mesa sobre mujeres realizando este tipo de rituales, tuvo que sacar un decreto condenando dicho acto.
Las creencias medievales
Si bien a las personas modernas lo anterior nos puede resultar como algo muy extraño y hasta difícil de creer, debemos tener en cuenta que en la Edad Media la gente creía en todo tipo de teorías extrañas por demás. No solo la gente común, sino que los médicos, por ejemplo, utilizaban un calendario astrológico para diagnosticar a sus pacientes.
Prácticamente todos los médicos y estudiosos de la era creían en la teoría de los cuatro humores, la cual decía que todos los estados del cuerpo humano eran definidos por cuatro líquidos particulares hallados en el cuerpo humano y otras teorías seudocientíficas como el aire denominado miasma siendo el principal causal de enfermedades y malestares.
Como vemos, ambas creencias dejan mucho que desear comparadas con la medicina moderna, y esto se debe principalmente al hecho de que en el presente, por fortuna, hemos dejado de lado las creencias y suposiciones para basarnos en el método científico.
Es sorprendente el ver cómo la medicina ha avanzado en los últimos 150 años, incluso si comparamos la medicina actual con la medicina de la Guerra civil estadounidense, la diferencia es simplemente abismal, y ya no estamos hablando de una separación de varios siglos, sino de menos de un siglo y medio.