Nota: este es un sub-artículo de nuestro artículo principal sobre la historia del radar y los sistemas de detección aérea.
El trombón de guerra
«El trombón de guerra», apodado de esta manera por los servicios de inteligencia occidentales que al ver las imágenes solo podían rascarse la cabeza tratando de deducir que era.
Este singular aparato consistía en un conjunto de conos auditivos montados en un carro dotado de cuatro ruedas para su fácil transporte. Los conos se ubicaban convenientemente por pares en un plano horizontal y un plano vertical para garantizar una mejor recepción.
El hecho de que en la fotografía los «trombones de guerra» aparezcan al lado de artillería antiaérea, indicaría que eran principalmente utilizados para detectar aviones. Esto es porque durante la segunda guerra los mismos eran ubicados en bases menores y puestos de poca importancia pero igualmente defendidos por artillería aérea de todas maneras para darle una advertencia temprana a los artilleros antiaéreos.
Si funciona por qué tirarlo
Los trombones de guerra, también llamadas, tubas de guerra fueron inventadas durante la primera guerra mundial por Japón. No obstante, se las pudo ver siendo utilizadas de manera extensiva durante la segunda guerra mundial. Esto era porque a pesar de lo simple de su diseño, las mismas funcionaban bien y lograban dar una alerta a los artilleros antiaéreos para prepararse e incluso determinar el vector por el cual se acercaban los aviones enemigos.
En efecto, los aviones de la época eran lentos y ruidosos, por lo que los trombones de guerra eran un buen método para detectarlos. Si bien Japón desarrolló su propia tecnología de radar, e instaló torres por todo el pacífico durante la segunda guerra, estos trombones de guerra eran extremadamente baratos, y funcionaban. Por lo tanto, a pesar de ser una implementación antigua continuaron siendo utilizados durante toda la guerra.
El Topófono
Uno de los primeros sistemas de «locación auditiva» tenía un fin un tanto más pacifico. El topófono, supuestamente, era utilizado para ayudar a los navíos a poder transitar en la niebla.
Diseñado por un tal Profesor Mayer en 1880 estos llamativos dispositivos de tecnología primitiva resultaron ser un fracaso rotundo. Sin embargo, este tropiezo para los «antepasados» primitivos del radar no significaron una caída y a lo largo de la historia se construirían infinidad de aparatos diseñados para escuchar al enemigo.
Una de las principales razones por las cuales estos llamativos dispositivos fallaron se debió simplemente a que unos años más tarde Christian Hülsmeyer inventó el primer radar marítimo precisamente para este propósito. Su radar permitía a las tripulaciones de los barcos detectar los obstáculos bajo condiciones extremas de niebla mucho mejor que los topófonos del Profesor Mayer.
Hemos hablado sobre este primer radar naval en nuestro artículo sobre la historia del radar.