Larry Walters
Al igual que muchas otras personas a lo largo de la historia, como por ejemplo el monje que construyó un ala delta en el siglo XI, desde pequeño el sueño de Larry Walters había sido volar, de hecho intentó ser seleccionado en la Fuerza Aérea de los Estados Unidos de América, pero fracasó a causa de su pobre visión. Siendo que un tropezón no es caída comenzó a investigar una manera casera y barata de lograrlo. Prontamente encontró que podía crear su propio globo aerostático utilizando globos meteorológicos inflados con helio y amarrados a una silla de jardín.
El 2 de julio de 1982, tras varios meses de planear y construir su silla, sus amigos se reunieron para una solemne ceremonia, Walters, desafiando al sentido común y la inteligencia, tras un breve discurso se sentó y fue sujetado a su singular aparato para así comenzar toda una odisea. Esta historia es similar a un hecho similar que tuvo lugar un milenio antes, y esa es la historia de un monje que, obsesionado con las aves, construyó un ala delta, se subió al campanario de su monasterio y saltó al vacío.
El vuelo de Larry Waltes
La silla estaba diseñada con un sistema de contrapesos de balastro y globos meteorológicos divididos en varios segmentos o columnas verticales, las cuales se espaciaban entre ellas para evitar que un accidente en una de las hileras cause una falla en cadena catastrófica, como por ejemplo el que un ave choque contra los globos a gran velocidad o que el plan de emergencia de Walters, disparar a los globos, cause una explosión masiva entre los globos. El espacio le daba cierto nivel de seguridad.
Como acompañantes llevaría una provisión de sándwiches y varias latas de cerveza. Además de la comida Larry cargaría un rifle de aire comprimido que le ayudaría a explotar los globos para así descender. Al cortar el cable que anclaba la «máquina voladora» a tierra esta comenzó a subir, y a subir… y a subir. El ascenso fue estrepitoso, mucho más rápido de lo que el intrépido Walters esperaba. Mientras tanto, sus amigos en tierra, miraban desesperados como el ascenso continuaba sin parar y Walters se volvía cada vez más pequeño en el cielo hasta convertirse en un diminuto punto.
Los cálculos iniciales de Larry indicaban que la silla se detendría a unos 30 metros de altura aproximadamente, cuando la presión del aire descienda lo suficiente como para nivelar el poder de elevación de los globos. Sin embargo esta no paró hasta casi los 5 mil metros, otro percance fue el que la silla no se quedó estacionaria en un punto sino, como es lógico, el viento la comenzó a arrastrar por todo Los Angeles.
Volando con globos meteorológicos: los globos metereológicos alcanzan enormes alturas, razón por la cual muchas veces son utilizados por hobbistas para tomar fotografías de la curvatura terrestre. Puedes ver un video de esto siguiendo este enlace: Abandonando la tierra con globos atmosféricos de altitud.
Vemos en la fotografía el sistema de contrapesos y amarres enganchados a la simple silla de patio.
A esa altura nuestro Ícaro estadounidense temía disparar con su arma a un globo y perder el balance de la carga, es decir a él mismo, por lo que permaneció más de 14 horas volando con su silla esperanzado que, al desinflarse, los globos pierdan aire y así lentamente propicien su descenso.
El problema, ni más ni menos, llegó cuando su silla desgraciadamente no tuvo mejor suerte que circular la ruta aérea de descenso que toman los aviones que se dirigen al aeropuerto LAX. Aterrado Walters y aterrados los pilotos quienes se comunicaban de manera eufórica con la torre comentando la extraña visión, Larry se decidió y prefirió correr el riesgo de disparar a los globos al de ser embestido por un Jumbo Jet.
Curiosamente descendió sano y salvo, convirtiéndose en un héroe local. Meses después la Administración Aeronáutica todavía no encontraba bajo que cargos lo denunciaría.
Probando el paracaídas de Da Vinci
Larry Walters fue uno de muchos hombres que intentaron volar con inventos caseros. Algunos de estos con resultas fatídicos como el paracaidista pionero Franz Reichelt, quien saltó de la torre Eiffel con un paracaídas casero y otros exitosos como los aventureros que reconstruyeron y probaron de manera exitosa los paracaídas diseñados por Leonardo Da Vinci.