El pasado y la muerte
Las necrografías, es decir la costumbre de fotografías a los muertos en los velorios, es algo muy raro y poco practicado en el presente. Quizás a la sociedad occidental del presente le cueste considerar la muerte como algo cotidiano, o como algo con lo que se comparte diariamente. Sin embargo, en el pasado, entre guerras y pestes, cómo por ejemplo la gripe española de principios del siglo XX, considerada como la peor peste en la Historia, Europa prácticamente convivía con la muerte.
Las necrografías
La muerte iba y venía por lo que no era vista como algo ajeno y distante sino irónicamente como algo con lo que se debía vivir. Muchas veces llegaba sin que siquiera exista un recuerdo o retrato del o la difunta -recordemos que una cámara fotográfica hace 100 años y más era algo raro– razón por la cual la familia realizaba una necrografía, es decir, retrataba a su familiar perdido.
Muy posiblemente hoy en día se podría llegar a considerar el acto de fotografiar el cadáver de un ser querido en una posición habitual, con su ropa preferida y quizás representando una escena cotidiana de su vida o simplemente durmiendo, como algo morboso o de mal gusto.
No obstante, distintas culturas tienen distintas maneras de lidiar con la muerte. Por ejemplo, durante la peste negra el Totentanz, la representación de la muerte bailando entre los vivos, se volvió una manera de hacer frente a un hecho tan nefasto y sombrío como la muerte.
Sin embargo, en el pasado este último adiós a la persona era en realidad un regalo que la familia le otorgaba. Esto es muy importante, ya que la historia y sobre todo las personas del pasado no deben ser vistas con una perspectiva actual, sino que antes, para comprenderlas, se debe conocer su entorno, costumbres y contexto, en fin su mundo.
Es por esta razón que las necrografías no son para nada un acto morboso o sádico, sino que son un acto de cariño y despedida. Algo ciertamente difícil de entender hoy en día. Podemos decir lo mismo de los cementerios, llenos de arte y belleza, como por ejemplo el majestuosamente decorado cementerio de Venecia, cuya misión es darle una morada final digna y bella a los seres queridos que perdieron sus vidas.