Un genio histórico
Pocas personas han existido a lo largo de la Historia con la genialidad del gran ingeniero e inventor Nikola Tesla: un genio visionario, un físico, un ingeniero electrónico, un ingeniero mecánico, un experto en magnetismo, pionero de las telecomunicaciones y la robótica e inventor entre tantas otras cosas, básicamente, un Leonardo Da Vinci moderno. No obstante, su mayor contribución a la humanidad fue el desarrollo del sistema de distribución eléctrica AC, algo que llevó a que Thomas Alva Edison, quien apoyaba el sistema DC, a convertirse en su enemigo.
Una curiosidad histórica: debido a que la compañía filmográfica de Edison, responsable de haber filmado varias de las películas pioneras de principios del siglo XX, y además de haber creado cientos de filmaciones del tipo newsreel, como la ejecución de la elefenta Topsy, la cual se hizo por electrocución con corriente alterna, se originó una leyenda urbana diciendo que fue el mismo Edison quien organizó la ejecución en orden de desprestigiar a Tesla, pero esto no fue así según los historiadores modernos. Edison simplemente filmó el hecho.
Entre las tantas invenciones de Tesla se encontró el Teleautomaton, el primer vehículo a control remoto. A continuación hablaremos de este impresionante e innovador dispositivo. Uno de los menos conocidos y a la vez más impresionantes e importantes vehículos del ingeniero serbio-americano.
Una de las grandes pasiones de Nikola Tesla era la lectura de material técnico.
El Telautomaton y el control remoto
Ya en el siglo XIX las predicciones de Tesla sobre «guerras disputadas a distancia utilizando máquinas controladas remotamente, y donde la cantidad de hombres no sería tan importante como el avance tecnológico» generaron un gran revuelo. Por supuesto que Tesla estaba absolutamente en lo correcto, como la guerra con drones del presente lo demuestra. No obstante, estas declaraciones llevaron a que este visionario inventor ganara «fama de loco», y por consecuente esta fama llevó a que muchos lo subestimaran y que en varias oportunidades sus descubrimientos e investigaciones fueran dejadas en un segundo plano o directamente ignoradas tanto por la prensa como por la comunidad científica.
A pesar de lo dicho anteriormente, y gracias a las numerosas patentes que consiguió a lo largo de su vida, sobre todo la adopción de su diseño de corriente alterna, Tesla logró mantenerse a flote e incluso encontrar tiempo libre para dedicarse a sus proyectos personales, siendo uno de sus sueños el lograr transferir energía inalámbricamente.
Este Tony Stark de principios de siglo, en efecto el mismo Robert Downey Jr. confesó que se inspiró en Tesla para darle vida a su personaje, rápidamente se convirtió en un experto en el tema desarrollando teorías y técnicas desconocidas hasta el momento. Técnicas y tecnologías con las que construiría uno de los más innovadores dispositivos de su época.
El rayo de Tesla: uno de los sueños más grandes de Tesla era el lograr la distribución inalámbrica de electricidad a través del mundo. No obstante, el proyecto de Tesla no ganó el interés de los inversores, razón por la cual tuvo que repensar su proyecto y reetiquetarlo «como un arma» con el fin de capturar el interés de las fuerzas armadas estadounidenses. Puedes leer más al respecto en el siguiente artículo: El rayo de la muerte de Tesla.
Si bien nunca lo logró, su investigación lo llevó a inventar el primer dispositivo a control remoto en la Historia. Tras varios percances Tesla finalmente terminó su primer prototipo en noviembre de 1898, incluso dos años antes de que Guglielmo Marconi, a veces traducido al español como Guillermo Marconi, iniciara sus experimentos sobre la radiofonía.
Fue precisamente durante ese mismo año en el que Tesla mostró su vehículo al mundo, en una demostración en el Madison Square Gardens (plural, no confundir con el edificio actual) durante la Exposición de Ingeniería Eléctrica de 1898 que se festejaba en la ciudad de Nueva York. Como es de esperar el dispositivo dejó boquiabiertos a la gran mayoría de los presentes. Este dispositivo era el «bote teleautomático», un bote controlado a distancia.
Genios y sus pasatiempos: este tipo de pasatiempos en los cuales los grandes genios de la época creaban grandes obras era relativamente común. Por ejemplo, así como Nikola Tesla creó el Teleautomaton en su tiempo libre, Alexander Graham Bell, con el fin de interesar al público en general la aeronáutica, desarrolló colosales cometas tetraédricas en su tiempo libre a principios del siglo XX.
Tras el asombro inicial muchos de los presentes comenzaron a acusarlo de embaucador y a decir que en realidad el bote era controlado por un pequeño hombre oculto dentro del mismo en un compartimiento secreto o por un cable transparente oculto bajo el agua. Pasarían varios años hasta que la idea de controlar máquinas sin cables se hiciera popular.