La historia de las bicicletas es relativamente reciente, con sus orígenes datando a poco más de dos siglos en el pasado. Si bien su evolución fue brusca y vertiginosa, desde los llamativos biciclos de principios de siglo, los cuales solían causar serios accidentes, y las mini-bicicletas tan comunes en los actos circenses hasta las más avanzadas bicicletas de fibra de carbono del presente.
En 1818 el barón Karl von Drais de Mannheim estaba cansado de llegar tarde a las fiestas y, al no poder recurrir al carruaje debido a que la nieve en la ciudad arruinaba las calles, solo podía utilizar un caballo, el cual lamentablemente arrugaba su vestimenta.
Como buen inventor y buen dandy no podía quedarse con los brazos cruzados, por lo que prontamente desarrolló un sistema que permitiera correr sin arrugar la ropa. Así nace la primera bicicleta, sin cadenas ni pedales, esta servía como una extensión a las piernas, ya que le posibilitaba al caballero correr rápidamente sin cansarse demasiado ni desacomodar las vestimentas.
Pasaron muchos años hasta la llegada de los pedales, cuando en 1862 Pierre Lallement, un fabricante de carros para bebé, se le ocurriera añadirle a uno de estos vehículos un juego pedales unidos por una cadena a un sistema de engranajes tras ver como un caballero manchaba sus botas al pisar el barro.
De ahora en más gracias a su creación ya no se debía tocar el piso, algo de mucha importancia en la etiqueta de las clases altas de la época. Debemos tener en cuenta que en la época las calles de barro, que se convertían en lodazales luego de cada lluvia, eran la norma. Razón por la cual los dandies de la época debían vivir intentando evitar caminar sobre el barro.
Lo anterior es toda una ironía, ya que cuando las bicicletas fueron mejorando y se implementaron los pedales y ganaron una considerable velocidad, las manchas de barro eran tales que se debieron comenzar a implementar guardabarros para evitar terminar completamente salpicados de barro y agua.
Ciertamente podemos decir que la evolución que vieron los vehículos en el siglo XIX y principios del vertiginoso siglo XX fue fascinante. Desde las cinoesferas impulsadas por perros hasta los increíbles vehículos monorueda de principios y mediados del siglo XX utilizados en actividades todo terreno.