Incitatus, el caballo de Calígula que fue nombrado senador de Roma

Para demostrar su desprecio hacia el senado, el emperador romano Calígula nombró a su caballo Incitatus como senador.

Los caballos históricos

Sabemos de caballos pura sangre que son cuidados como reyes, incluso en el presente. Incluso de caballos famosos a lo largo y ancho de la historia que eran amados por los generales de sus países al punto de permitirles comer en su mesa, un ejemplo de estos es Bucéfalo, el amado caballo de Alejandro Magno. Pero ninguno de estos equinos llegó siquiera a asomarse a lo que fue Incitatus, el caballo de Calígula y el cual, durante un tiempo, fue el caballo más poderoso del mundo.

El consulado fue desde la caída de los reyes etruscos el cargo de mayor poder político en Roma. Tan importante era que el año mismo se nombraba bajo los nombres de los dos cónsules que estuviesen ocupando el cargo durante dicho año. Ocupado y respetado por magnánimas figuras de la talla de Escipión, Gayo Mario, Sula, Julio César, etc. esta oficina comenzó a perder poder con la llegada del Imperio.

Calígula e Incitatus.

Estatua en piedra de Caligula e Incinatus.
Estatua en piedra de Caligula e Incinatus, el caballo que sería promovido al rango de senador como un insulto del emperador hacia el senado.

Si bien Augusto, el primer emperador, la respetó a pesar de haberle quitado poderes, no fue así con los emperadores subsiguientes los cuales la veían como una seria amenaza a su propio poder y una manera para sus enemigos de oponer resistencia a nivel político y social desde las entrañas de Roma.

El caballo de Calígula

Uno de estos irrespetuosos fue nada más y nada menos que el tristemente famoso Caligula. Caligula estaba figurativamente enamorado de su caballo, de hecho estaba absolutamente seguro que este le hablaba y que sería el único que no lo traicionaría. Tanto aprecio le tuvo a este equino que el emperador ordenó construirle un establo de mármol decorado con detalles teñidos de costosísima purpura, un collar de piedras preciosas y una estatua de marfil.

Las locuras de Calígula: entre las tantas, por así llamarlas, locuras del emperador Calígula se encontró la de traer un gigantesco y muy pesado obelisco egipcio a Roma. El cual primeramente se ubicó en el centro del Circo de Nerón (Calígula comenzó dicho proyecto, pero lo terminó Nerón tras el fatídico fuego del año 60). Muchos siglos después de la caída del Imperio Romano, más precisamente en el siglo XVI, el obelisco fue retirado y transportado a la Plaza de San Pedro gracias a un monumental esfuerzo de ingeniería solventado por el papa Sixto V. Puedes leer más al respecto en el siguiente artículo: Cómo se erigió la Aguja de Cleopatra en Roma hace 4 siglos.

No solo de bienes materiales sería Incitatus bañado, sino que además se lo casaría con una hermosa y noble mujer de nombre Penélope y, en lo que enloquecería al Senado, se lo declararía como Cónsul de Roma. De esta manera Incitatus pasaría a la historia como el único caballo en haber sido un elevado dignatario de una superpotencia mundial.

Mural en piedra de Caligula e Incinatus.
Mural en piedra de Caligula e incinatus, el caballo que sería promovido al rango de senador como un insulto del emperador hacia el senado.

Locura o astucia política

Lo anterior es lo que dice el saber popular de la historia. No obstante, en el presente varios historiadores hacen análisis más profundos y estratégicos de las verdaderas intenciones de Calígula, quien se encontraba en una feroz puja por el poder romano con el cada vez más débil y prontamente irrelevante senado romano.

Este tipo de gestos fueron particularmente incrementándose en animosidad con el pasar de las décadas. Si bien, como hemos mencionado, los emperadores primeros tenían cierto nivel de respeto hacia el senado, con el pasar de las décadas y los siglos el senado se convirtió en el blanco de ataques cada vez más fuertes por parte de los emperadores, al punto de volverse totalmente irrelevante para finales del imperio.

Quizás Calígula no estaba tan loco y sus acciones hayan sido solo para enfurecer a los senadores y así mofarse de estos, a quienes odiaba y despreciaba, como afirman a los historiadores modernos. Sin embargo, de algo podemos estar seguros: Incitatus -que en español significa «el veloz»- tuvo una muy buena vida.


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