El abate Moigno, el fonógrafo y la turba iracunda

En el siglo XIX un abate quiso demostrar un fonógrafo a un grupo de gente quienes casi lo linchan tras acusarlo de tener un enano escondido.

La terquedad humana no tiene límite alguno y desgraciadamente los ejemplos se repiten una y otra vez. En el pasado habíamos hablado sobre el episodio en el que una turba iracunda casi lincha a Tesla durante su primera demostración pública del control remoto durante la cual lo acusaron de tener en el bote prototipo un enano escondido por lo que la muchedumbre casi lo lincha.

Ilustración antigua del abate Moigno.
El Abate Moigno, quien casi fue linchado por presentar una invención científica frente a una turba de ignorantes.

El abate Moigno era un monje del siglo XIX muy interesado en la ciencia, y de hecho fue un pionero de la divulgación científica intentando llevar a las masas las maravillas de la tecnología. Cuando Moigno se enteró de un dispositivo para grabar la voz humanael fonógrafo de Edison quedó fascinado e inmediatamente leyó todo lo que pudo encontrar al respecto, incluso tras un gran esfuerzo consiguió un aparato en parte construido por él mismo.

Decidido a hacer famosa esta maravilla de la mecánica realizó una trágica gira por París. En la primera demostración llevada a cabo en la comuna lo acusaron de embaucador y lo encarcelaron durante un par de días; en su segunda demostración en las afueras de París, a pesar de ser un monje, lo acusaron de brujo espiritista e intentaron lincharlo y en la tercera demostración su aparato se vio fuertemente averiado cuando uno de los caballeros presentes se asustó y le disparó con su pistola.

Frustrado al no poder hacer comprender al público de la utilidad esta maravilla se dirigió esperanzado a la Academia de Ciencias de París, sin embargo el resultado no fue mucho mejor. El físico Sir William Barret, amigo de Moigno, relató con indignación el hecho:

«[…]cuando el abate Moigno, un conocido divulgador científico, mostró por primera vez el fonógrafo de Edison a la Academia de Ciencias de París; el abate mismo me explicó lo ocurrido. Todos los sabios presentes declararon, siguiendo al profesor Tait, que la reproducción de la voz humana por un disco de acero era físicamente imposible, debido a las sutiles formas de las ondas producidas por el habla, aunque admitían que la música podría transmitirse de este modo. El abate fue acusado incluso de tener escondido un ventrílocuo debajo de la mesa. Dejó la habitación disgustado»

Tait se fue insultando y el público no dejó de reírsele en la cara a Moigno. No obstante, a Edison le fue mejor, ya que en su demostración ante la Academia Americana de Ciencias en Washington ocurrida en 1876 se vio obligado a desarmar su invento para demostrar que no había ningún ventrílocuo enano escondido en su interior.

Es así en que otro evento monumental del avance tecnológico humano es acallado y suprimido por la ignorancia y la conducta de turba que esta genera. Por suerte, el avance del fonógrafo y la tecnología de audio continuó su desarrollo así como en el caso de Tesla la tecnología de control remoto continuó su desarrollo hasta nuestros días.


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