Los mosquitos anofeles
El genus de mosquitos Anopheles -castellanizado: genus Anofeles- ha causado a lo largo de la historia una mayor cantidad de muertes que todas las guerras y desastres naturales combinados. Es decir, si combinamos las guerras mundiales y todas las demás guerras en la historia, y agregamos la totalidad de los desastres naturales como el terremoto de Valdivia, el terremoto más mortífero de la Historia, o el histórico y colosal tsunami del sudeste asiático del año 2004 el cual arrasó las costas de varios países y causó daños siderales.
Este inocente, pero letal mosquito se divide en 400 especies de las cuales unas 40 son responsable de trasmitir cuatro variedades distintas de parásitos causantes de malaria humana y otras varias decenas de infecciones. Si bien hoy en día han sido controlados en los países desarrollados, este sobreviviente evolutivo está adaptado para sobrevivir en gran variedad de climas, algunos incluso pueden hacerlo en el frío europeo.
La malaria: si bien la malaria es una enfermedad de tipo parasitaria relativamente simple y curable, sobre todo cuando la comparamos con algunas de las enfermedades más extrañas del mundo, si la misma no se trata a tiempo puede ser potencialmente mortal. Esto, tristemente, lleva a que una gran cantidad de personas pierdan sus vidas a causa de la malaria en países en vías de desarrollo donde las medicinas necesarias para eliminar a los parásitos del cuerpo no están disponibles para la mayoría de las personas.
Mientras que los machos se alimentan del néctar de las plantas, las hembras necesitan una fuente más rica para el desarrollo de los huevos, esto es igual en todas las familias de Culicidae -mosquitos-, por lo cual siempre que nos pique alguno no será un alguno, sino una alguna.
Es imposible obtener un número exacto de la cantidad de víctimas a lo largo de la Historia, ya que estos mosquitos han causado un número de muertes que multiplica varias veces al de todas las guerras y desastres naturales juntos. Esto principalmente debido al carácter debilitante de la malaria, la cual, si no se trata, termina siendo una condena de muerte. Esto es especialmente cierto en situaciones donde los recursos e infraestructura son escasos, cómo por ejemplo las guerras (durante la Guerra Civil Americana, por citar un ejemplo, un millón de soldados contrajeron la malaria).
En la siguiente imagen vemos al parásito de la malaria dentro de un glóbulo rojo. Este parásito precisamente infecta la sangre y viaja a través del torrente sanguíneo infectando los glóbulos rojos.
Las cifras de la malaria
Las estadísticas del Programa para el Contol de la Malaria (1996) de la Organización Mundial de la Salud calculan:
- Cada año de 300 a 500 millones de personas contraen el parásito de la malaria y de 1.5 a 2.7 pierden su vida.
- La malaria mata a 2800 niños al día.
- El 95% de las infecciones son causadas a causa de la picadura de un Anopheles
- El Anopheles tiene uno de los ritmos de adaptación más aterradores de la naturaleza. En 1960 solo un 10% de la población mundial estaba en riesgo. Hoy en día a causa de la adaptación a nuevos territorios del mosquito cerca de un 40% del planeta está en riesgo.
- El calentamiento global con el paso de los años irá empeorando el porcentaje anterior, ya que a medida que las regiones frías del mundo se van calentando y las temporadas de calor duran por más tiempo, las poblaciones de mosquitos anofeles irán creciendo a un ritmo constante.
- En Brasil la malaria mata a más gente que el SIDA y el cólera juntos.
La malaria y las civilizaciones antiguas
Los romanos creían que la malaria provenía de los aires rancios de los pantanos, de aquí su nombre, mal-aria -aíre malo-. Tardaron varios siglos hasta darse cuenta de que en realidad eran los mosquitos que abundaban en esos mismos pantanos los que la transmitían.
Esta creencia no terminó con los romanos, sino que se mantuvo durante toda la Edad Media y el Renacimiento. Por ejemplo tanto los médicos medievales, médicos que muchas veces eran mucho peor que la enfermedad o dolencia en sí misma, así como los médicos renacentistas creían que la mortal Peste Negra se transmitía a través del aire mediante un agente maligno denominado miasma.
Debido a esta creencia sobre la miasma, y con el fin de prevenir infectarse, vestían un singular traje con una máscara con forma de pico de pájaro. Por supuesto que esto era completamente en vano, ya que la plaga era transmitida por las pulgas que viajaban en los lomos de las ratas.