Cuenta la leyenda que todo comenzó como una competencia entre dos campesinos rivales a muerte los cuales no se contentaban sólo con colectar las cosechas más abundantes de arroz, sino que además pretendían cosechar las más bellas. Otros dicen que la costumbre comenzó solo gracias a la casualidad, pero sea cual sea el origen de esta ya tradición el resultado es asombroso y realmente bello.
Todos los años los campesinos del pequeño pueblo de Inakadate, Japón, realizan distintas «pinturas vivientes» las cuales son logradas gracias al empleo de los colores hallados en los distintos tipos de arroz. Con este fin se traza primeramente un diseño el cual, tras mucha paciencia, se formará sólo cuando germinen las plantas.
Esto es debido a que los «trazos» de la pintura son formados gracias a la utilización de distintas variedades coloridas de arroz. Entre ellas, el kodaimai de hoja amarilla y el tsugaru de hoja verde (arroz romano en occidente) y arroz negro. El resultado es realmente asombroso y generalmente despliega escenas tradicionales japonesas.
Este tipo de arte se denomina también como arte tambo (田んぼアート), o arte de los campos de arroz. Los motivos cambian año a año, y generalmente están relacionados a la cultura japonesa. No obstante, también son comunes los motivos occidentales. Por ejemplo en el año 2003 se representó a la Mona Lisa de Leonardo da Vinci y en el año 2018 se representó un motivo de la película clásica de Hollywood Vacaciones en Roma.
Quizás lo mas interesante y atractivo de este tipo de pinturas vivientes gigantescas en Inakadate, más allá del bello resultado artístico final, es que las mismas son un trabajo en conjunto del pueblo entero. Desde el planeamiento y la elección de la pieza a representar hasta el seleccionado y sembrado del arroz que, al germinar y crecer, formara con sus varios colores la pieza artística final.
Si bien la práctica es relativamente moderna, la primera pintura viviente se hizo en el año 2003, la misma ya se ha convertido en toda una tradición en el pequeño pueblo de Inakadate la cual se ha convertido en una excelente fuente de atracción turística.
Las pinturas vivientes de la Alemania de la Segunda guerra
Esta costumbre, aunque con flores de jardín, era muy común en el pasado de los pueblos germanos. Durante el nazismo intentó ser revivida con gran éxito habiéndose plantado centenares de «pinturas arbóreas». Si bien la absoluta mayoría fue destruida tras la Segunda Guerra aun queda una de estas «pintura arbóreas» en el bosque de Zernikow la cual, a causa de su lejanía, ha sobrevivido a los reiterados intentos de desmonte.
Esta consiste en una esvástica de 60 acres que sólo se forma brevemente durante la primavera cuando los alerces que la conforman florecen. Si bien aun mantiene su estructura varios de los arboles que la formaban fueron talados en algunos de los reiterados intentos de desmonte. Según se cree los alerces amarillos fueron plantados en 1937 en conmemoración del cumpleaños del dictador alemán, quien por su parte era un pintor mediocre.
Los mismos aun continúan en el bosque a pesar de los intentos de las autoridades locales por talarlos.
La siembra de alta tecnología
En Japón no solo la siembra tradicional es fascinante, la siembra de alta tecnología también lo es. Como por ejemplo la siembra submarina de vieiras realizada en las profundidades marianas y por supuesto los impresionantes y revolucionarias métodos de siembra subterránea y vertical. Técnicas que prometen en el futuro generar cultivos de altísima densidad.
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