CIPA
Muchas personas considerarían la incapacidad de sentir dolor como algo envidiable. Sin embargo, todo en nuestro organismo tiene un fin específico, y curiosamente es el dolor, el que posee uno de los más importantes. El dolor es, literalmente, la barrera que nos impide realizar actividades que lastimen nuestro cuerpo.
Si bien a priori puedes creer que es algo intuitivo, sin embargo, el dolor sirve para alertarnos cuando el daño causado a nuestro cuerpo no es intuitivo o visible -como agarrar una bandeja caliente, o sentarnos sobre un objeto filoso-.
Si hay alguien que sabe esta problemática son los padres de criaturas con insensibilidad congénita al dolor con anhidrosis -CIPA- un extremadamente raro desorden genético que altera el sistema nervioso inhibiendo la sensibilidad al dolor, frío y calor.
Esto es causado ya que dicha mutación genética evita la formación de células nerviosas, impidiendo de esta manera que las señales de dolor, frío o calor, lleguen al cerebro. irónicamente el mayor peligro de esta enfermedad no viene de la enfermedad en si mismo, sino de los daños que una persona pueda causarse al continuar haciendo algo que la lastime sin sentir el dolor asociado a lo mismo. Imaginemos agarrar algo caliente sin saber que nos está quemando.
La enfermedad es extremadamente rara, solo 63 casos han sido documentados en los Estados Unidos y, desafortunadamente, suele ser fatal en los primeros años de vida. Al no recibir estas «alertas» un niño con CIPA puede, fácilmente, romperse el tobillo mientras se encuentra jugando y, sin precaución alguna, continuar con sus actividades como si nada pasara, astillando aun más el hueso; o morir de hipotermia al no sentir el frío y cubrirse.
Un estudio realizado en todo el mundo indica que la mayoría de pacientes con CIPA no superan los 3 años de vida.
Una cura tradicional muy extrema
En Malasia y varias regiones del sudeste asiático se utilizan los jugos de la cucaracha lipas (o lipastanah) como una cura herbal y tradicional de la sinusitis. Si bien esta cura, la cual se utiliza desde hace siglos, ha demostrado ser muy popular entre los malayos, lo llamativo del caso es que la solución utilizada, la cual se basa a partir del jugo de dicha cucaracha y alcohol, también es un repelente natural para los parásitos nematodos de cabeza blanca, los cuales suelen invadir los poros cuando la persona ingiere o entra en contacto directo con la carne de ciertos peces contaminados de la región.
Si bien esta cura te puede llegar a resultar algo extrema y desagradable, lo malayos aseguran que funciona, y la misma tiene efectos muy positivos en las personas afligidas por este mal. Algo lógico, ya que la misma, de lo contrario, no se seguiría utilizando después de tanto tiempo si la misma no tuviese efecto positivo alguno.
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