Entre la verdad y la leyenda
El más famoso de todos los incendios de ciudades de la historia fue el ocurrido en Roma durante el Imperio de Nerón en el año 60 después de Cristo, razón por la cual hoy se denomina al mismo como el «incendio de Nerón». Su fama no se debe sólo ya que además de haber prácticamente arrasado con el centro de la poderosa Caput Mundi, sino porque detrás del mismo a lo largo de los siglos se tejieron incontables leyendas y mentiras.
Principalmente, las que le daban un tono oscuro y caótico al origen de esta tragedia, aduciendo que fue el mismo Nerón el causante y que éste, ante las llamas y la desesperación de Roma entera, se vistió con un vistoso traje de músico de anfiteatro y con una instrumento similar al violín -con el tiempo la versión cambiaría a un arpa- ejecutó el hermoso poema musical Iliou persis -El Saqueo de Ilium- riendo de manera descontrolada. Algo que, obviamente, si analizamos críticamente resulta evidente ser una historia exagerada y poco creíble.
El saqueo de Ilium: este poema virgiliano hace referencia a la destrucción de Troya. Ilium, a veces escrita como Ilio en español, era en efecto el nombre que los griegos en la época de Homero utilizaban para referirse a Troya. La obra clásica que hoy denominamos como La Iliada, en ese entonces, era mejor conocida como «La Canción de Ilium».
El mito anterior, es decir el que describe a nerón como un enajenado tocando un instrumento musical mientras la ciudad ardía y sus edificios más importantes y emblemáticos eran perdidos ante las voraces llamas, nace a partir de los escritos de Suetonio y Dion Casio quienes, de manera paradójica, todavía no habían nacido durante el tiempo del incendio y generalmente se basaban en recuentos de las historias y fuentes secundarias y terciarias (dicho lo anterior, la obra de ambos sigue siendo muy valiosa y es consultada por infinidad de historiadores ya que en el presente es fácil determinar qué es veraz en sus escrituras y qué es incorrecto o exagerado).
Las causas del «incendio de Nerón»
Los causantes aun permanecen siendo tópico de debate entre los expertos. No obstante, los recuentos más aceptados hoy en día fueron los realizados por los historiadores romanos Tácito y Plinio el Viejo, quienes al haber sido testigos contemporáneos del siniestro, poseen la mayor autoridad. De los mismos obtenemos que no solo es apócrifa la leyenda de Nerón cantando y ejecutando el Iliou persis, sino que además el emperador ni siquiera se encontraba en Roma al momento de la tragedia, ya que estaba en la ciudad de Antium.
Un emperador que no estaba tan loco: si bien como ya hemos mencionado los recuentos de Suetonio que representaban a un enajenado Nerón tocando un instrumento musical y cantando mientras la ciudad ardía no son veraces, Nerón era un emperador muy excéntrico pero a la vez un arquitecto nato. Su reconstrucción de la ciudad de Roma la transformó en la Roma que conocemos hoy en día, e incluso el Canal de Corinto, la obra de ingeniería que partió a Grecia en dos, se hizo a partir de los trazados originales dejados por Nerón, quien fue uno de los primeros mandatarios en intentar crear este impresionante canal.
Así mismo, y en contraste con la leyenda popular, según Tácito, al enterarse del incendio Nerón fue rápidamente a la ciudad a organizar el combate del fuego, abrió las puertas de su palacio a quienes perdieron sus casas y diagramó la repartición de raciones de comida entre los ciudadanos para evitar la hambruna.
Si bien hubo otros incendios fuertes en Roma, algo que tanto Julio César como Augusto intentaron reducir al regular la construcción de las insulas -edificios de apartamentos de varios pisos hechos principalmente de madera-, el incendio del 64 es el más famoso ya que, además de haber sucedido durante el Imperio de uno de los Emperadores más controvertidos de la historia, destruyó algunos de los edificios y lugares más emblemáticos de la Roma Imperial.
Entre estos lugares se encontraban: parte del Circo Máximo, el estadio en el cual se disputaban las carreras de carro al estilo romano, el palacio personal de Nerón, el Templo de Vesta, donde oficiaban las vírgenes vestales, y el Templo de Júpiter así como la destrucción de 4 distritos y el daño extremo de otros 7. Peor aun estos distritos eran el corazón de la zona comercial de Roma, por lo que el daño económico resultaría ser aun mayor que el material.
Posteriormente, rumores sobre la autoría del fuego comenzarían a desperdigarse por toda la ciudad. Para evitar ser considerado como el actor intelectual del mismo, Nerón haría recaer la culpa sobre los cristianos. Como castigo, mando a tirar a varios a los perros y a crucificar a varias docenas.
De las ruinas el Emperador mandaría a construir magníficos templos, entre ellos un nuevo palacio, el Domus Aureus. A causa de esto, posteriormente, nacería la leyenda que dice que Nerón causó el incendio para poder construir los nuevos templos y palacio. Nerón además terminó una de las más grandes obras comenzadas por Calígula, su antecesor, a la cual además rebautizó como el Circo de Nerón. Obra famosa por contener primeramente el gigantesco obelisco egipcio que Calígula trajo a Roma como botín de guerra y hoy se encuentra erigido en la Basilica de San Pedro.