La propaganda política en la historia
Como supo decir un emperador hace muchos siglos «La República Romana fue un sueño demasiado bueno como para ser cierto». Los romanos fueron los fundadores de la propaganda política, su ilustración y sagacidad los puso por encima de sus contrincantes y en cuestión de siglos estos desarrollaron métodos propagandísticos que no tienen nada que envidiarle a los actuales de la estela de Behistun a la propaganda psicológica.
Julio César «creó» el primer periódico de la historia, que además era oficialista; Augusto prácticamente fue el padre del populismo estatal y Adriano, con sus monumentos y escritos omnipresentes que exponían a los romanos como si poseyeran un conjunto de virtudes únicas que los hacía trascender del resto del mundo sin importar la geografía, el primer nacionalista.
Incluso la magnífica obra de Tito Livio, Ab Urbe Condita -De la Fundación de la Ciudad- es hoy en día considerada como, en parte, un intento de enaltecer a la Roma Republicana. No obstante, la mayor cantidad de propaganda romana se halla en sus descripciones de los enemigos, especialmente los escritos de César sobre los Germanos.
Si bien los romanos hicieron de la propaganda política un arte, la misma se remonta a épocas más antiguas, como veremos a continuación, un rey persa ya estaba realizando su propia propaganda 500 años antes del nacimiento de Julio César.
La estala de Behistun
Así mismo, la que hoy se considera como la primera pieza de propaganda formal de la historia, es una escritura de unos 2532 años, la Inscripción de Behistun, la cual ayudó a Dario I a hacerse con el trono de Persia.
La misma, de unos 15 metros de alto por 25 de anchos y colocada sobre una montaña a 100 metros de altura, requirió de un trabajo monumental, incluso se removió parte de la montaña para hacerla más visible.
En la misma, junto a un texto tanto en Elamita como Babilonio, se lo muestra a Dario I triunfante sobre su rival al trono, Gaumata, mientras que la deidad Faravahar lo bendice desde las alturas. Mientras que una larga hilera de esclavos, representando las conquistas militares de Dario, caminan con sus manos atadas en la espalda hacia este.
Notemos como el rey persa se lo representa de mucha mayor altura que a sus enemigos reducidos y de cabeza gacha, los cuales caminan sin ofrecer resistencia alguna hacia este quien es mostrado de manera clemente, mientras con una de sus piernas aplasta al líder enemigo.
Debemos remarcar que si bien Behistun fue un intento pionero de propaganda política, con el paso del tiempo estos métodos se fueron refinando. Al punto que, durante finales del siglo XVIII, se comenzó a utilizar la psicología social como instrumento propagandístico.
Con el paso de los siglos la propaganda de guerra iría cambiando, muchas veces volviéndose más sutil y muchas otras más directas, como por ejemplo el temible Vlad III de Valaquia, mejor conocido como Vlad el Empalador debido al hecho de haber empalado vivos a miles de soldados otomanos con el fin de sembrar el terror absoluto en el corazón de sus enemigos.
Nota de interés
La inscripción se encuentra en Irán, más específicamente en la provincia de Kermanshah que es frontera con Irak, y está cerca de una de las supuestas rutas de «contrabando de armas» que Estados Unidos e Israel adjudican a los iraníes. Ruta que por cierto ya amenazaron con bombardear en reiteradas oportunidades. Algo que sería catastrófico, ya que en la zona se encuentran otras reliquias milenarias como el Hércules de la Montaña y el Templo de Taq-e Bostan.
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