El desastre de Chernobyl fue una de las mayores tragedias ecológicas del siglo XX. El daño fue tal que una ciudad entera debió ser evacuada permanentemente, pero no sólo las ciudades se vieron afectadas. La naturaleza circundante a la planta sufrió un daño irreparable.
Si pensáramos que en el mundo existe un bosque de pinos en el cual, y a causa de la intensa contaminación, sus árboles se tornaron de color rojo, inmediatamente creeríamos que es una historia de ficción o un cuento.
Pero no es así, el Bosque Rojo es algo tristemente muy real, y el mismo forma parte de los lugares peor contaminados del mundo. Ubicado en el centro de la planta nuclear de Chernobyl, el mismo es un parche de 10 km2 cuyos árboles, tras absorber una intensa dosis de radiación, se tornaron de color rojizo y amarillento. El problema no fue causado por el desastre original, sino porque en el mismo se enterraron parte de los restos de la planta nuclear y desechos altamente contaminados de la zona.
Estos desechos, gradualmente inutilizaron las napas subterráneas, y tornaron el área natural en el que es hoy en día considerado como el bosque peor contaminado del mundo. Lo anterior también ha afectado de manera irreparable a las comunidades de la región, muchas de las cuales continuaron viviendo en las cercanías a la planta tras el desastre nuclear. Así mismo, la población animal, entre la cual nos encontramos con osos y perros asilvestrados, también se ve afectada por esta calamidad.
No obstante, no solo el color de las plantas es anormal. Sino que varias de las mismas germinan con mutaciones y formas realmente llamativas. El mayor de éstos problemas es el gigantismo, por lo que es posible observar pinos doblados y casi derribados cuyas ramas son incluso más gruesas que su tronco principal.
Hoy en día el nivel de radiación, en las zonas peor contaminadas, puede calcularse entre 0,9 y 1,1 röentgen por hora -unas 100000 veces el nivel de radiación hallado en una ciudad como New York.- No obstante, y como ya hemos mencionado, el problema no esta en la superficie, sino en el suelo, donde los niveles de radiación en las napas llegan a ser fatales para los humanos.
Artículos relacionados
― La expedición cientifíca que ingresó a Chernobyl tras el desastre
― Escalando la rueda de la fortuna de Chernobyl