Si escuchásemos una historia del texto perdido de Arquímedes, la cual nos cuente acerca de la pérdida de varios tratados no conocidos de uno de los más grandes genios de la historia, los cuales, tras permanecer abandonados durante siglos en una polvorienta y antiquísima librería de monasterio, terminarían siendo confundidos por textos sin importancia y la tela sobre la cual descansaba su tinta lavada y reciclada, para transformarlo en un libro de oraciones.
Durante otra inmensidad de siglos, sólo siendo redescubierto en el s. XX y vuelto a perder en la Primera Guerra Mundial para volver a ser reencontrado en Francia en los años 30, donde permanecería durante casi siete décadas nuevamente olvidado y se hiciera público.
Sólo hasta que un millonario filántropo lo adquiriera para donarlo a la ciencia, y, cuyos contenidos, hoy en día han sido recuperados utilizando la más moderna técnica de inspección por rayos X y luz ultravioleta, pensaríamos que se trata sólo de una bonita historia de ficción. Sin embargo, en un juego descarado en el que logra demostrar su potencial, la realidad nuevamente pudo superar la más inquieta mente literaria y ha entramado una historia sin igual.
Este es el texto perdido de Arquímedes, también conocido como el palimpsesto de Arquímedes, una serie de tratados matemáticos cuya historia de extravíos y encuentros es simplemente sorprendente. Arquímedes no sólo fue un personaje excéntrico, sino que además fue un genio matemático, un creativo ingenioso y un físico adelantado a su época, sino que además, y a pesar de su lejanía temporal, es uno de los nombres más reconocidos de la ciencia en la actualidad. A lo largo de su vida compiló varios tratados y escritos monumentales que abrieron las puertas a nuevos tipos de construcciones, metodologías industriales y nuevas maneras de entender la naturaleza. De estos tratados, siete, de los mismos dos totalmente desconocidos, serían olvidados víctimas de la turbulencia social y las guerras de su época.
Pasarían 13 siglos (s. X dC), en los cuales su textura se carcomería casi al punto de lo ilegible. En este pésimo estado, por un capricho del destino, serían reencontrados por un monje escriba que, al reconocer la obra como un trabajo de importancia antigua, la copiaría exactamente palabra por palabra, no en papiro como en los tiempos de Arquímedes, sino a una nueva tecnología de la época, es decir, libros cuyas hojas eran hechas con parches de tela a partir de vientre animal. Desafortunadamente, la difusión de la obra reencontrada no se haría notoria, y la nueva copia parecería condenada a correr el mismo destino que el trabajo original, quedando dos siglos guardada en el olvido y acumulando polvo. No obstante, en el siglo XII monjes quienes, desafortunadamente en el apuro de buscar libros incompletos o con muchas copias, con el fin de reciclar el parche de escritura de los mismos para crear palimpsestos -libros confeccionados a partir del material reciclado de otros libros-, pasaron por alto la importancia del tomo que iban a borrar.
A diferencia de un guión de Hollywood, donde el ítem de importancia es salvado a último momento, los tratados perdidos de Arquímedes serían lavados borrando así su contenido sin interrupción alguna. Una vez lavados y doblados, los parches pasarían a formar un libro de oraciones, y la obra final de Arquímedes parecería haberse perdido para siempre.
De dueño en dueño el libro iría pasando, hasta que en 1906 sería hallado por el filólogo danés Johan Heiberg -derecha-, quien, mientras estudiaba el libro en Constantinopla publicó las primeras fotografías del mismo. Pocos años después sería traducido por el gran historiador, matemático, aventurero y clasicista Sir Thomas Heath -a quien pronto le dedicaré algún artículo-. Esta traducción, aunque muy fragmentada al no contar con la información brindada por la tecnología actual, permitiría reeditar la obra del genio de Siracusa 23 siglos después de su muerte. Increíblemente el libro volvería a desaparecer con la Primera Guerra Mundial, para reaparecer en una colección privada de un coleccionista francés quien había conseguido el texto al rededor de la década del 30 de manos de un mercader en Estambul. Así continuaría guardado en esta colección durante la mayor parte del siglo XX, hasta ser comprado el 29 de Octubre de 1998 por un multimillonario filántropo quien, en vez de mantenerlo en su colección personal, lo daría al Walters Art Museum para que se realice un estudio a fondo y comprensivo del mismo.
Aproximadamente 7 tratados desconocidos -totalmente o en parte- de Arquímedes fueron encontrados, incluso, un rompecabezas geométrico, junto a un discurso de Hipérides y copias de otros textos ya conocidos de varios autores.
Los contenidos
De éstos tratados El Método es el de mayor importancia, ya que es completo y único al palimpsesto además explicando varios de los resultados matemáticos que Arquímedes había demostrado pero nunca explicado. Incluso, algo que dejaría boquiabiertos a los investigadores, es el que Arquímedes lograra resolver problemas para los que hoy en día se requeriría utilizar cálculo integral -métodos desarrollados 2 mil años después de la muerte de Arquímedes por Newton y Leibniz-.
En lo que a geometría respecta, el palimpsesto ha demostrado que Arquímedes se encontraba un nivel 500 años avanzado a su época, de hecho, el mismo Heath planteó con dolor «qué hubiese sido del avance científico humano de no haberse perdido la obra», ya que algunos de los tratados hallados y únicos a esta obra, como Cuerpos flotantes y Método de los teoremas de mecánica eran realmente joyas dignas de estudio comprensivo.
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