Decenas de veces más pequeña que el grosor de un cabello humano, este pequeño motor a vapor desarrollado por el Dr. Jeff Sniegowski del Sandia National Laboratories es considerado como uno de los motores más diminutos del mundo al contar con una extensión de 5 micrones.
Tan diminuto que solo puede ser visto con un microscopio electrónico ampliando la imagen unas mil veces. Solo así pueden comenzar a distinguirse y a identificarse sus partes y secciones.
El mismo, compuesto a partir de tres pistones, funciona exactamente con la misma mecánica que un motor a vapor de escala real o normal. Tres pequeñas reservas de agua son calentadas mediante una corriente eléctrica y el vapor generado es enviado a presión por una serie de conductos, empujando los pequeños pistones en el proceso y generando el trabajo del diminuto motor.
Acto seguido, el detener la corriente el vapor se condensa retrayendo los pistones lo que pone al sistema en su posición original listo para volver a correr una vez más cuando nuevamente se pase una carga eléctrica por las reservas de agua.
Para su fabricación fue utilizado el mismo proceso que se emplea para construir chips de silicio.
¡Pero!
Lo reconozco, la ciencia tras el motor anterior es apasionante, y es un tema realmente interesante. Pero carece totalmente del toque humano que una verdadera miniatura artesanal posee. Esa sensación que nos da verlas y pensar «cómo habrán quedado los ojos, los nervios y la paciencia a quien la haya creado».
Por esta razón, si tuviese que elegir, me quedaría siempre la máquina a vapor miniatura a continuación. Decenas de miles de veces más grande que la nanométrica, pero nacida a partir del laborioso trabajo artesanal humano:
El motor más grande del mundo
En la otra esquina, tenemos al opuesto. El motor más grande del mundo, el Wärtsilä RT-flex96C, es tan grande, que posee pasillos por los cuales los ingenieros pueden caminar. Aquí te lo mostramos.