Los búnkers y el siglo XX
El siglo XX se caracterizó por los conflictos bélicos y políticos más grandes en la Historia, las dos guerras mundiales y la guerra fría. Esto lógicamente llevó a un desarrollo estrepitoso en la tecnología bélica, cómo podemos ver en, por ejemplo, las sorprendentes armas secretas de los alemanes. Una de las tecnologías bélicas que más se desarrollaron fueron los búnkers, y si bien los mismos se construyeron durante todo el siglo XX y en especial durante la Guerra Fría, fue en la Segunda Guerra Mundial cuando se construyeron los búnkers más grandes en la historia: de la Línea de Maginot al hospital H08.
Durante la Guerra Fría se continuaron construyendo búnkers de todo tipo, especialmente búnkers para proteger a los políticos de las bombas nucleares, cómo es el caso del Greenbrier Hotel, un colosal búnker subterráneo para los miembros del Congreso y el Senado de los Estados Unidos. No obstante, su tamaño no se compara con los búnkers de la Segunda Guerra, los cuales se extendían en muchos casos a través de varios kilómetros.
La razones por las cuales los búnkers de mayor tamaño se construyeron durante la Segunda Guerra y no durante la Guerra Fría eran dos: en primer lugar existía la tecnología necesaria para construir fortalezas realmente complejas e impenetrables; en segundo lugar la precisión de los misiles era casi inexistente. Debido a todo lo anterior era justificable invertir inmensas cantidades de recursos y dineros en la construcción de dichas estructuras.
La Línea de Maginot
Tras las cruentas y desgarradoras batallas de la Primera Guerra Mundial Francia decidió que no cometería el mismos error dos veces y no permitiría que, en caso de una segunda guerra mundial, Alemania los invada tan fácilmente. Aunque, como todos sabemos, fracasaría miserablemente en su cometido. Para esto, una enorme línea de fortificaciones sería construida en la frontera contra Alemania. Dicha franja de fortalezas sería la nefastamente famosa Línea de Maginot.
Si bien varios generales franceses, como de Gaulle, sugerían un enfoque más móvil y dinámico adaptado a la guerra moderna, apoyado a partir de una poderosa fuerza aérea y una efectiva fuerza motorizada, el Mariscal de campo Joffre y el ministro de guerra André Maginot, decidirían «ir a lo seguro» y construir una enorme franja de fortalezas que se extendiera desde Suiza hasta Bélgica.
Esta franja estaba compuesta por gruesas paredes de concreto reforzado con paneles de acero, que conectaban una serie de bunkers especializados. Estos iban desde barracas y centros de suministros hasta puntos de artillería y unidades anti-tanques y anti-aéreas. Todo a su vez intercomunicado por líneas de ferrocarril subterráneas capaces de sobrevivir al más intenso bombardeo.
De hecho, se decía que las instalaciones de la Línea de Maginot eran más cómodas que las halladas en una ciudad moderna (muy posiblemente una exageración producto de la propaganda política de la época)
La inutilidad de la Línea de Maginot
Durante el planeamiento de las estrategias y tácticas para invadir Francia por parte de los alemanes, el Tercer Reich optó por construir un colosal cañón de artillería de 47 metros el cual debía ser transportado a través de un sistema doble de vías de tren y disparaba obuses del tamaño de un automóvil moderno.
Curiosamente los alemanes no debieron utilizar ninguna de sus armas secretas para destruir la Línea de Maginot, ya que simplemente decidieron evitar la fortaleza por completo y esquivarla al invadir Bélgica y cruzar a Francia por el Norte de Europa, atrapando así a los franceses por la retaguardia sin que estos tengan tiempo de reaccionar.
Hoy en día la Línea de Maginot es considerada como uno de los proyectos más superfluos e inútiles del siglo XX, al punto que remover las fortificaciones llevó un esfuerzo y un gasto de dinero colosales.
H08, el hospital subterráneo
El H08, construido entre 1941 y 1944 en la isla de Jersey, es quizás una de las fortalezas más interesantes de la Segunda Guerra Mundial, ya que la misma no servía como cuartel militar, sino que era un hospital de alta complejidad capaz de alojar, sin contar a los soldados estacionados, personal y oficiales, a 500 heridos al resguardo de las bombas aliadas.
El mismo, cuya designación oficial era la de Höhlgangsanlage 8, consistía en una gigantesca serie de túneles para los cuales debieron removerse 43,900 toneladas de roca. Los mismos, a su vez, estaban reforzados con 6000 metros cúbicos de concreto alemán de altísima calidad. Según los oficiales del Reich, «capaz de resistir por más de 1000 años». Este hospital, que a su vez contenía un enorme taller para reparar piezas de artillería dañadas.
El país con más búnkers del mundo: curiosamente el país que tiene más búnkers construidos por kilómetro cuadrado es Albania, un país que experimentó infinidad de conflictos y guerras.
El país con más búnkers del mundo: con unos 25 búnkers por kilómetro cuadrado Albania, un país azotado por infinidad de guerras y conflictos, es el país con la mayor cantidad de búnkers en el mundo.
El mismo era a su vez pieza central de la barrera de fortalezas sobre el Canal Inglés que, según los planes del Eje, protegerían a la Europa continental dominada por el Reich de futuras invasiones Estadounidenses al continente a través de dicho canal.
Wolfsschanze
En el bosque de la zona polaca de Ketrzyn existe uno de los bunkers más impresionantes y llamativos de la Segunda Guerra Mundial, Wolfsschanze -en español «La cueva del Lobo»-. Diseñado para ser el cuartel general del Reich en Europa del Este, el mismo es una masiva fortaleza ubicada en un bosque inexpugnable.
Como si ya no fuesen suficientes los varios metros de sus paredes de concreto, que pueden apreciar en las imágenes aquí presentes, reforzadas con múltiples capas de paneles y gruesas vigas de acero, el bosque circundante estaba plagado de minas y «comandos fantasma» de la Waffen-SS, ala militar de las SS compuesta por la élite del ejército, cuya misión era la de «pelar» y aterrorizar a cualquier fuerza invasora antes de que esta llegase al bunker.
En la fortaleza el mismo Hitler pasaría 800 días, y sería el punto sobre el cual se conduciría la Operación Barbaroja, el nombre clave para la invasión la Unión Soviética. Inavasión que tuvo como resultado las batallas más grandes en la Historia de la Humanidad.