Voyager 1 y 2, las sondas viajeras
El sitio hermano de APOD, Image of the Day, de la NASA, ha liberado una espectacular imagen conceptual del sistema solar y sus fronteras basada a partir de la información suministrada por la Voyager 1 y 2, la primera de estas, siendo el objeto construido por humanos que más se ha alejado de la Tierra.
Desde su partida en 1977 hasta el 2008 ha recorrido unos 0.0017 años luz, lo que no es poco, ya que equivalen a 1.60828983 × 1010 kilómetros. Toda una odisea, como ninguna otra en la Historia de la humanidad.
En la imagen podemos la heliosfera, una «burbuja» magnética creada por la acción de los vientos solares; la heliopausa, la cual es, teóricamente, la frontera en la cual el viento solar ya no es lo suficientemente fuerte como para empujar al viento estelar. Razón por la cual se considera como el primer limite de Nuestro Sistema solar.
La parte anaranjada es denominada como «Bow Shock», y es la reacción producida por el Sol a medida que se desplaza por el medio estelar. Si deseas ver una descripción de cada una de las partes de la imagen, la NASA también ha suministrado una imagen similar detallando qué es cada una de las partes en el gráfico.
El disco dorado
Así mismo, la Voyager, además de la famosa placa con información sobre la humanidad y la tierra, la sonda carga otro disco denominado Sonidos de la Tierra, aunque normalmente se lo conoce como El disco dorado. En este disco, además de piezas musicales, se encuentran grabados sonidos y voces provenientes de nuestro planeta. El disco fue producido y creado por Carl Sagan, quien además estuvo encargado de crear otros mensajes espaciales como por ejemplo el mensaje de Arecibo que se envió al Clúster M13.
Esto, con la esperanza no solo de contactar una civilización extraterrestre, sino como el mismo Sagan lo puso, dejar un pequeño legado de la humanidad en el espacio en caso de una catástrofe en la Tierra. A principios de la década de 1990 la NASA lo haría público bajo el nombre de «Sinfonía de los Planetas».
Todo un regalo destinado a la posterioridad, conservado de manera inmutable por el frío y el vacío del espacio. Si bien quizás lo más probable es que nunca sea recibido por una civilización extraterrestre, ya que le llevará miles y miles de años incluso llegar a la estrella más cercana, es no obstante un gesto esperanzador y un testamento a la sed de exploración de la humanidad.
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