La ciudad americana de Las Vegas es ciertamente el estado de las luces y la Meca del gasto compulsivo, urbe que fue la hija pródiga de un genio visionario de la talla de Howard Hughes, famoso en el presente gracias a la película El Aviador. Uno de los artilugios de esta ciudad es, efectivamente, crear todo tipo de atracciones instalaciones capaces de atraer a turistas de todo el mundo, los cuales, impulsados por el relativamente irrisorio precio de los hoteles y restaurantes, gastan en su conjunto cientos de millones de dólares al día en casinos y juegos de todo tipo.
Es así que, si caminamos por las calles de Las Vegas, nos encontraremos con todo tipo de atracciones muchas veces gratuitas. Obviamente utilizadas como anzuelos para atraer a los visitantes a las máquinas traga monedas.
Una de estas el la Freemont Street Experience, un boulevard abovedado cuyo techo, posee, o mejor dicho poseía, ya que, como veremos, se hizo más «ecológico», unas dos millones de bombillas de luz. Las cuales, a partir del 2004 fueron reemplazadas por 12,4 millones de LEDs en una renovación que costó unos 17 millones de dólares. Valiosa ya que la mayor eficiencia de estos diodos permite crear shows más complejos.
Las dimensiones, asombrosas: ubicada 27 metros de altura, la estructura, que se extiende por pesa más de 181 toneladas