Vandalismo en el arte
Nada es eterno o inmutable, incluso las grandes obras y el Patrimonio de la Humanidad. Llegado su tiempo incluso las obras más importantes pueden convertirse en víctimas ya sea de la destrucción humana o de la furia de la naturaleza, algo que ciertamente quedó comprobado cuando un ladrón logró robarse la Mona Lisa del Louvre para luego, afortunadamente, ser atrapado. A continuación hablaremos sobre algunos de los peores actos de vandalismo artístico dc la Historia.
El día que la Pietà recibió una paliza
La Piedad es una de las obras culmines y más hermosas producidas por Miguel Ángel. La importancia de la misma no radica solamente en la técnica, sino en su influencia sobre otros escultores y pintores a lo largo de la historia.
Miguel Ángel, buscando representar la Pureza de María, decidió esculpir a una mujer joven extremadamente bella, rompiendo con la tradición de representarla avejentada. De esta manera, creía Miguel Ángel, daba a entender visualmente su pureza, al convertirla en algo incorruptible, a quien ni siquiera los males de la edad podían afectar.
Si bien la obra sufriría varios accidentes, como la rotura de cuatro dedos en el siglo 18, sería en el 21 de Mayo de 1972, que László Tóth, un geólogo húngaro, con una patente inestabilidad mental, decidiera entrar a la Basílica de San Pedro, casa de la obra, y atacar con un martillo de geólogo -ideal para partir piedras por su forma- a la Pietà. El público presente, en estado de shock, tardaría en reaccionar, y Tóth infringiría un irreparable daño en el rostro de María.
Irreparable porque si bien la obra sería restaurada, utilizando mármol de la base para obtener una misma textura, y una réplica exacta hallada en una iglesia polaca como modelo, la técnica con la cual Miguel Ángel había pulido el mármol era un secreto que llevó consigo a su tumba.
Por desgracia esto llevó a que la obra, tras ser restaurada, debiera ser protegida mediante en una caja de cristal a prueba de balas. Esto último se ha convertido en algo muy común con las grandes obras de arte de la humanidad debido a la creciente preocupación de los museos.
El genio de Miguel Ángel: quizás la obra más reconocida de Miguel Ángel es la Capilla Sixtina. La historia de la misma es simplemente sorprendente, ya que Miguel Ángel fue propuesto para su creación por dos de sus envidiosos rivales quienes esperaban que el joven escultor y arquitecto falle ante la colosal tarea de pintar los frescos de la capilla: El ‘boicot’ contra Miguel Ángel que dio origen a la Capilla Sixtina.
Pero la anterior no fue ni el primer ni último atentado contra una pieza de arte famosa, como veremos a continuación, incluso la pintura más famosa de todas también fue atacada.
Piedras a la Mona Lisa
Si bien hoy en día la Mona Lisa está protegida con un cristal capaz de soportar un ataque con granadas, como vimos en el artículo de su robo, en el pasado se encontraba casi al alcance de la mano.
Es así que un 30 de diciembre de 1956 un inmigrante boliviano de nombre Ugo Ungaza Villegas (sic) que se encontraba en Francia por motivos estudiantiles, decidiera tirarle una piedra con gran fuerza a la sonriente dama. El impacto desprendería los pigmentos del área afectada, y resquebrajaría el lienzo. Algo que, tiempo más tarde, llevó varios meses de planeamiento y pruebas para su restauración.
Si bien se le preguntó a Villegas en varias oportunidades por qué lo hizo y cuál fue su motivación para realizar semejante acto de vandalismo contra uno de los patrimonios más importantes de la cultura universal el motivo nunca pudo ser aclarado, y hoy en día, a pesar de rigurosas restauraciones, el ojo agudo puede notar la diferencia.
Como mencionamos anteriormente al principio de esta sección la Mona Lisa no era extraña a los atentados contra su existencia, desde ser robada hasta ser guardada durante años en una habitación humada cuando Leonardo en persona se la vendió al Francis I por varios cientos de onzas de oro.
Durante gran parte de su existencia, e incluso gran parte del caótico siglo XX, es decir la modernidad, la Mona Lisa estuvo expuesta al público casi al alcance la mano. No obstante, al igual que la ya mencionada Pietà, la obra florentina hoy permanece detrás de un irrompible cristal antibalas que la separa de los visitantes del Louvre con el fin de protegerla. Si bien la intención es noble ya que la historia ha demostrado que no se puede confiar en las masas, a su vez separa la obra de los amantes del arte que desean apreciarla.
El rostro de Leonardo: durante siglos se creyó que el genio florentino había realizado un solo autorretrato (cuando este ya tenía una edad avanzada). No obstante, un análisis forense descubrió que Leonardo, de joven, realizó otros dos autorretratos de si mismo ocultos a plena vista: Los dos autorretratos ocultos de Leonardo da Vinci
El Coliseo como cantera
Uno de los eventos más trágicos de la caída de Roma fue la gradual e irreparable decadencia cultural de su población. Esa ciudad poseedora de obras arquitectónicas culmines como el Foro, los Baños, el Palacio de las Vestales y varios otros de los templos y edificios que adornaron a la que en su tiempo fuera la Capital del Universo, fueran siendo depredados y destruidos.
El Coliseo, infortunadamente, sufrió infinidad de ataques. Entre los más importantes se encuentran las reformas realizadas por los Frangipani, una poderosa familia de la Italia Medieval, irónicamente descendientes directos de los Patricios, es decir los romanos que fundaron a Roma en el los primeros años de Ab urbe condita (que en la lengua latina significa «De la fundación de la Ciudad», el punto desde el cual los romanos medían su era -y que equivale al 753 antes de Cristo-), quienes convertirían al Coliseo en un castillo en el siglo XIII. Haciéndolo así blanco de asedios.
La simpleza del Coliseo Romano: el Coliseo romano no solo resistió a varios terremotos y la aquí mencionada depredación vandálica del medioevo, sino que incluso fue testigo de eventos altamente destructivos como la Segunda Guerra Mundial. Es por esto que el hecho de que la construcción del mismo haya sido tan simple que el Coliseo es una de las estructuras más asombrosas del planeta. Puedes leer más al respecto en el siguiente artículo: La simpleza en la complejidad de la construcción del Coliseo.
En el siglo XIV, el Terremoto de Roma, derribaría gran parte de su estructura. Las rocas caídas, de altísima calidad, no serían devueltas, sino que serían utilizadas para otros proyectos. Gradualmente, la codicia haría que por la noche varios constructores fueran a robar piedras, incluso llegando a arrancar grandes pedazos.