Esa escalofriante imagen fue tomada en Passendale (Passchendaele), Bélgica, durante la atroz batalla de Passendale en 1917 que tuvo lugar en la Primera Guerra Mundial. Vemos a un batallón médico australiano limpiando el área y dando primeros auxilios a los sobrevivientes.
La humanidad y su deseo de poder
Meses atrás, había publicado en Anfrix una imagen muy interesante mostrando la destrucción de Nagasaki. La misma, describía a la perfección, sin necesidad alguna de palabras, el poder destructivo de la bomba atómica.
Mostrando en una mitad a Nagaski antes de la detonación de Fat Man, como se diera a llamar al dispositivo atómico utilizado, y la siguiente mitad mostrando a la ciudad arrasada, como borrada del mapa repentinamente. Desgraciadamente hoy pude ver una imagen que repite el escalofriante sentimiento de la anterior. Solo que esta vez no hicieron falta armas atómicas, sino el deseo de destrucción y el poder bélico humanos.
La imagen de la derecha muestra el efecto que la Tercera Batalla de Ypres (1917) tuvo en el pequeño pueblo belga de Passchendaele, batalla en la cual morirían aproximadamente 850 mil soldados (300 mil del lado Alemán y 550 mil en el resto de los países luchando contra Alemania). Nuevamente, todo rastro de vida y civilización desaparece.
Esta batalla sería emblemática, e inspiraría la mayor cantidad de películas y obras sobre la Primera Guerra, en la cual vemos al soldado luchando en una trinchera inundada por las intensas lluvias.
La destrucción de la Primera Guerra Mundial
Una de las principales razones por las cuales los campos de batalla de la Primera Guerra Mundial, en especial los campos de las grandes batallas, terminaban completamente arrasados, con todas las estructuras e infraestructuras e incluso la vegetación completa y absolutamente destruidas se debió al hecho que durante la Primera Guerra la artillería era extremadamente imprecisa.
Debido a esto, los escuadrones de artillería utilizaban una doctrina llamada de «saturación y dispersión». Es decir, utilizando una cantidad enorme de piezas de artillería se disparaba hacia un área marcada con un círculo. En el centro del círculo estaba el blanco que se deseaba destruir. La gran mayoría de los disparos erraban darle al centro del círculo. No obstante, uno de cada 100 o más disparos lograba darle.
Como resultado de lo anterior se terminaba, en efecto, destruyendo el blanco deseado en el centro del círculo, pero al mismo tiempo también se destruía y arrasaba todo lo que estaba alrededor del centro. Una impiadosa pero, para la época, efectiva manera de destruir los blancos deseados utilizando conjuntos de artillería.
La catedral faro
Por alguna razón este tipo de imágenes siempre traen a la mente la fotografía de la Catedral de Colonia, durante la Segunda Guerra, Sobreviviendo prácticamente intacta en una ciudad arrasada por las bombas.
Y nuevamente, ese deseo destructivo de la humanidad, ya que la razón por la cual no se arrojaron bombas sobre la catedral fue porque los pilotos aliados la utilizaban como «faro» para guiarse durante los bombardeos.
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