Joseph Kittinger es uno de esos pocos aventureros en el lugar y el momento justos para hacer historia. Comandante de la Fuerza Aérea Estadounidense, veterano de Vietnam y prisionero de guerra, durante toda su carrera voló en cientos de misiones aéreas, completando exitosamente todo tipo de tareas tanto de combate como experimentaciones que aumentarían el conocimiento humano sobre la aerodinámica y la capacidad de los aviones con propulsión a jet.
Esto lo llevó a trabajar en conjunto con personajes como el gran Paul Stapp, de quien ya hemos hablado, sirviendo de observador aéreo en su viaje récord en los que alcanzara los 1,017 km/h en su tren-cohete abatiendo prácticamente todos los récords de velocidad en tierra y causando serios daños a su salud e integridad física.
No obstante, la hora dorada de Kittinger llegó en 1957, cuando recomendado por el mismo Stapp, como «un gran hombre y un magnífico piloto,» para formar parte del programa médico de la Fuerza Aérea Estadounidense que buscaba investigar la capacidad corporal y salud humana en el espacio. En efecto, estaba arriesgando su vida como conejillo de indias para determinar los límites del cuerpo humano.
El trabajo de Kittinger sería muy arriesgado, como miembro de los proyectos Man High y Excelsior, se elevaría hasta la atmósfera en cápsulas presurizadas, como la vista en la imagen, utilizando balones atmosféricos para así estudiar el efecto de los rayos cósmicos en el cuerpo humano.
Si bien participó en varios saltos, serían los más importantes el Man High I, donde saltó de 29500 metros de altitud, y el Excelsior III, en los que alcanzaría los 31300 metros de altitud. Tras saltar al vacio, Kittinger descendería en caída libre por 4 minutos y 26 segundos, alcanzando una increíble velocidad de 988,3 Kilómetros por hora.
A poco más de 5500 metros de altitud abriría su enorme paracaídas. Si bien salió ileso, una falla en su guante le haría sufrir una veloz despresurización, hinchando su mano a casi el doble de su tamaño.
Felix Baumgartner el nuevo rey de la caída libre
Joseph Kittinger mantuvo el récord durante varias décadas de ser el humano en viajar a mayor velocidad sin un vehículo, el salto a mayor altura, el récord en caída libre y el récord de vuelo en globo a mayor altura.
No obstante, en el siglo XIX Joseph Kittinger fue superado por el austríaco Felix Baumgartner, quien en el 2012 saltó de 39045 metros de altura desde su cápsula Zenith desde el borde del espacio en una caída supersónica extremadamente peligrosa en la cual casi llega a perder el control y desvanecerse cuando comenzó a rotar sin control.
No obstante, el mismo Joseph Kittinger se encontraba en la sala de control, con un micrófono conectado al sistema de comunicaciones de Baumgartner, y este fue guiándolo y dándole consejos durante todo el descenso.
Globos aerostáticos a gran altura
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