Prácticamente todas las culturas y civilizaciones del planeta se basaron en ilusiones ópticas y trucos de ilusionismo para argumentar poderes mágicos o espirituales. No obstante, en China encontramos una de las más raras y curiosas ilusiones: los espejos mágicos.
En los mismos, decían los sacerdotes, se encontraban ciertos espíritus o datos del futuro. Si bien esta parece una declaración ostentosa, el público, normalmente campesinos, quedaba atónito cuando al reflejar una luz sobre el espejo el mismo era capaz de crear complejas figuras sobre las paredes a partir de la luz reflejada.
Estos espejos metálicos, generalmente hechos a partir de bronce, y provenientes de la dinastía Han, consistían de una cara con símbolos o figuras y otra cara altamente pulida, el espejo en sí. Nadie sabía realmente por qué esto ocurría, es decir el reflejo que formaba las figuras de la cara opuesta, y llevaría casi 2000 años encontrar una explicación científica.
La primera vendría de manos del cristalógrafo británico del siglo XIX Sir William Bragg. Quien diría que esto se debía a distintas densidades en la superficie reflectora del bronce. Nos obstante, sería Ron Edge, del Departamento de Física de la universidad de Carolina del sur, quien descubrió, tras estudiar la superficie con haces de luz concentrados, que en realidad la imagen del reflejo se formaba a partir de una serie de crestas y elevaciones imperceptibles en la superficie, las cuales emulaban perfectamente el dibujo de la otra cara. Las mismas solo se encuentran a 0.1 grados de elevación por sobre la cara reflectora.
Estas «imperfecciones» son creadas como un subproducto del proceso de fabricación del adorno. Y es por esta razón que, al reflejar la luz, se generan contornos muy claros seguidos por líneas de menor intensidad. Logrando así un reflejo muy claro de la figura.
Si bien a los ojos modernos las imágenes y el efecto óptico pueden resultar como algo simple o poco llamativo, debemos entender con el asombro y la sorpresa con la que una persona de hace más de dos mil años atrás hubiese visto este fenómeno.
Curiosamente si observados el frente de los mismos sin que estos estén alumbrados, parecen un simple adorno de bronce. No muy distinto de un plato decorativo (de hecho los mismos se paran en un soporte similar al utilizado en los platos decorativos). Solo cuando la superficie es alumbrada forman su imagen, la cual es distinta a la imagen vista en la cara del plato. De allí el nombre de «espejos mágicos».
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