La época dorada de los actos de salón
Los principios del siglo XX vieron una época dorada en lo que actos circenses de salón respecta. Desde los más extraños, cómo los realizados por ejemplo por artistas como Hadji Alí la fuente de agua humana, hasta los actos más tradicionales de magia e ilusionismo. Entre estos actos de magia e ilusionismo se encontraba la obra del que fue quizás uno de los magos más reconocidos de su tiempo, y de quien irónicamente casi no se conserva material alguno: el gran caridni
El gran Cardini
Richard Valentine Pitchford, nacido en Gales a finales del siglo XIX, mejor conocido como el gran Cardini, fue uno de los más legendarios pioneros del ilusionismo; sus trucos, fruto de una laboriosa rutina de 10 horas de entrenamiento diario durante más de 30 años, asombraban incluso al público más atento y experimentado.
Su nombre artístico, era un juego de palabra que combinaba la palabra inglesa para naipe, card, con una terminación que sonaba italiana ini, ya que los italianos eran considerados como grandes magos en esa época.
Si comparamos al Gran Cardini con otros actos contemporáneos a su época, como el famoso Le Pétomane, artista del Moulin Rouge en París, quien se caracterizaba por tocar melodías con flatulencias, su acto era considerado como un acto de buen gusto y ameno por los caballeros de la época, razón por la cual su público solía ser más formal.
Una de sus particularidades, que muchos intentarían simular infructuosamente posteriormente a su fallecimiento, fue su capacidad para realizar todo tipo de trucos con naipes y otros objetos utilizando gruesos guantes de vestir, algo que, como sabrá quien alguna vez haya utilizado éste tipo de prenda, conlleva a perder sensibilidad táctil y entorpece el movimiento de los dedos.
Artistas corporales: si bien los magos e ilusionistas como Cardini eran muy populares, las audiencias de la época estaban obsesionadas con los artistas corporales, cómo por ejemplo la ya mencionada fuente de agua humana y los faquires. Entre los faquires encontrábamos a personas tales cómo Dajo, el hombre capaz de atravesar su cuerpo con espadas.
Curiosamente Cardini desarrolla dicha técnica durante su servicio como soldado británico en la Primera Guerra Mundial, donde, aburrido y debiendo día a día soportar las miserables condiciones de vida que conllevaba el combate de trincheras, comienza a jugar con una baraja de naipes para así pasar el tiempo de forma un poco más amena.
Al no poder quitarse sus guantes durante las horas de guardia debido a las regulaciones militares, Cardini no se rinde, sino que se adapta y desarrolla todo tipo de trucos de habilidad e ilusionismo aun vistiendo guantes.
Durante su momento de fama más grande su talento y popularidad era tales que George VI, el rey del Reino Unido, lo llama en 1938 para que le de un acto privado, acto tras el cual, un tanto en broma y un tanto en serio, según se cuenta, hace que el afamado ilusionista le jure que sólo se trataba de ilusionismo y no de magia verdadera.
En el video anterior podemos ver el acto del gran ilusionista pionero. En el mismo observamos uno de sus trucos más famosos, para el cual utilizaba cigarrillos y bolas de billar.
En el vídeo anterior se ve a Caridini a la edad de 62 años, y es, junto a otra en la que sólo se ven sus manos, la única filmación que se conserva del mismo. No es sorpresa que su apariencia resulte familiar, ya que la misma ha sido utilizada infinidad de veces en tiras animadas, largometrajes y otros tipos de medios visuales para representar al arquetipo del mago.
Puedes ver más actos humorísticos de la época en Le Cochon Danseur, una de las películas más extrañas del cine mudo, en la cual se utilizó un traje de cerdo antropomórfico para asombrar al público.