Realmente no podríamos culpar a nadie al pensar que quizás en el pasado existieron mamíferos de tierra similares a King Kong, después de todo, basta con ir a un museo y ver los restos fósiles de un tiranosaurios. No obstante, el camino evolutivo de los mamíferos de tierra ha llevado a favorecer tamaños relativamente reducidos y la capacidad de poder migrar fácilmente.
En efecto, el mamífero más grande de tierra que alguna vez existió, y por lo pronto todavía lo hace a pesar de la intensa caza furtiva que sufren, es el elefante africano de la sabana, con algunos machos llegando a los nueve metros de extensión longitudinal.
Es así que llegamos al primate que más se acerca, aunque de manera modesta,a King Kong, el Gigantopithecus blacki «simio gigante», el cual tuvo origen hace unos nueve millones de años y se extinguió recientemente hace unos cien mil años y llegando a medir unos 3 metros de altura y pesar al rededor de 550 kilogramos, siendo su habitat Asia del este.
Sólo nos queda imaginar la fortaleza física de éstos seres. Consideremos que un chimpancé promedio tiene la fuerza de más de dos hombres adultos. Esto es debido a que la composición del tejido muscular humano divergió de la de los demás simios a la par que nuestros cerebros comenzaron a crecer y la cantidad de materia gris en la médula espinal comenzó a incrementarse. El tejido muscular humano otorga mayor control fino, haciendo posible tocar una guitarra u operar herramientas de precisión, algo imposible para otros simios -más allá de su limitada inteligencia claro está. No obstante, el estudio de sus mandíbulas y dentaduras sugiere que su dieta era muy similar a la de los pandas. Lo que muy posiblemente los hacía pasivos y sedentarios, masticando bambú durante la absoluta mayor parte del día. En efecto, gigantes amables.
Increíblemente se conservan muy pocos restos fósiles, ya que en la medicina tradicional China los fósiles del Gigantopithecus son considerados como benéficos, por lo que se los solía moler y utilizar como remedio. Es en uno de estas tiendas de «remedios» donde en 1935 el paleontólogo y geólogo Ralph von Koenigswald dio con los fósiles de un Gigantopithecus y así ingresó a la especie en los anales de la ciencia.
Debemos remarcar algo y eso es que ciertamente, la «medicina» tradicional China era algo realmente problemático para la tierra tanto en ese entonces como lo es hoy. Recordemos que en África gran cantidad de especies se están llevando al borde de la extinción para satisfacer la demanda por marfil y huesos en el mercado Chino, y todo por algo que no sólo es inútil, en muchos casos es contraproducente.
Ralph von Koenigswald continuo estudiando todo tipo de cráneos y huesos durante mucho tiempo, una de sus obsesiones como científico e investigador era el contribuir o ayudar a mejorar y ampliar el registro de fósiles con el que contaba la ciencia para así realizar un mapa evolutivo.
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