El obelisco egipcio más grande
El obelisco inacabado de Asuán, como lo denominan los arqueólogos, es una de las reliquias más interesantes y espectaculares del antiguo Egipto. Hallada prácticamente de casualidad durante una serie de excavaciones en el área en la cual se encontraba enterrado es por lejos el obelisco egipcio más grande alguna vez hallado.
Construido en las canteras de piedra de la ciudad del mismo nombre, este obelisco estaba destinado a convertirse no solamente en el obelisco más grande de todos, sino que, de haber sido construido, hubiese sido la pieza megalítica más grande del mundo.
Desafortunadamente durante su tallado los expertos canteros egipcios comenzaron a ver serias fallas en la piedra en si misma, las cuales se incrementaban en tamaño a medida que se continuaban con los trabajos de tallado; razón por la cual decidieron abandonar el proyecto y enterrarlo ya que determinaron que nunca serían capaces de levantarlo sin que el mismo se quebrara en varios fragmentos
El coloso dormiría durante miles de años, siendo testigo mudo de la historia. Incluso las tropas de Napoleón marcharían sobre el mismo sin saberlo, si bien una parte del mismo fue desenterrada a principios del siglo XX, no fue hasta el 2005 que su base y la mayor parte de su estructura fueron completamente desenterradas. La razón por la cual los arquólogos tardaron tanto en desenterrar esta estructura, además de su colosal tamaño, se debió al hecho de que los mismos debieron excavar la estructura sin causar que la misma se quiebre por su propio peso.
Tras desenterrar gran parte de este los arqueólogos decidieron que la mejor manera de conservarlo intacto era dejarlo en su lugar y convertirlo en un enorme museo abierto. Lugar en el cual el obelisco egipcio más grande alguna vez construido permaneció intacto durante miles de años.
El triste destino de los obeliscos egipcios
Existe un triste legado histórico con respecto a los obeliscos egipcios, y este es que los obeliscos del Antiguo Egipto han sido quizás las estructuras arquitectónicas de la antigüedad más saqueadas y dañadas de la Historia.
En efecto, era común en el pasado derribar estas estructuras cuando había un cambio de dinastía ya que los mismos generalmente eran hitos históricos conmemorando las hazañas y logros de la dinastía anterior. No obstante, fue el saqueo de los mismos por distintas culturas a lo largo de la Historia lo que más daño les causó.
No por nada el Place de la Concorde en Francia está adornado con el Obelisco de Luxor y en Londres, cerca del Támesis, se encuentra una de las famosas Agujas de Cleopatra, obelisco tomado de Egipto y llevado al Reino Unido. Por último, tenemos la odisea del Obelisco del Central Park, otra de las Agujas de Cleopatra, el cual fue semi-destruido cuando se transportó a Nueva York. En Estambul y en Roma hallamos las otras dos Agujas de Cleopatra restantes.
Como mencionamos en el párrafo anterior en Roma está la última de las Agujas de Cleopatra, y la extracción del mismo fue uno de los más interesantes saqueos arqueológicos ya que tuvo lugar durante el imperio romano y el renacimiento. En efecto, fue removido y llevado a Roma por Calígula y luego erigido más de mil años más tarde por el gran arquitecto Fontana Domenico. El procedimiento quedó ilustrado en la obra de Fontana Domenico.
Las Agujas de Cleopatra
Las Agujas de Cleopatra forman parte de los cuatro obeliscos y medio (este quinto se rompió) que construye Tutmosis III. Se llamaron Agujas de Cleopatra por haber sido llevadas (dos de ellas) por Cleopatra a Alejandría.
Siglos después, ya con el Antiguo Egipto siendo parte de la Historia, de los cuatro obeliscos intactos dos fueron llevados uno a Estambul y el otro Roma. Con respecto a las dos agujas restantes, estas son las del Támesis (en 1819 Mehemet Ali se la regala al Imperio Británico en conmemoración de la Batalla del Nilo) y la última de estas que fue a dada a los Estados Unidos por Ismail Pasha y se colocó en el Central Park.
En los viajes de Alí Bey, comienzos del siglo XIX (seudónimo del catalán Domingo Badía lebrich) aparecen en su libro dibujadas y mencionadas dichas agujas.
El obelisco en París, no obstante, fue construido durante el reinado del farón Ramsés II, una de las más interesantes e intrincadas figuras en la historia egipcia. Este obelisco es una imponente aguja de 23 metros de altura hecha en granito rojo. Este fue regalado por Mehemet Ali a Francia. El mismo Louis-Philippe se encargo de seleccionar el lugar que ocuparía en la Concorde.
Relacionado al obelisco egipcio más grande
― El hombre que pensó distinto a todos y logró traducir los jeroglíficos egipcios
― El sultán que intentó destruir las pirámides
― El sello que protegió la tumba de Tutankamón durante 3.245 años