Si bien hoy en días los dirigibles son algo completamente obsoleto en lo que al transporte respecta, y sólo se utilizan para fines militares o de publicidad, a principios del siglo XX los mismos eran vistos como una promisoria herramienta tecnológica para ofrecer un transporte cómodo y masivo de larga distancia.

Ya habíamos hablado en Anfrix sobre como John Raskon, el inversor que financió la construcción del Empire State y otros rascacielos emblemáticos, había además dispuesto que las cúpulas de estos edificios fuesen además utilizadas como terminales para dirigibles gigantescos.
La gran ironía es que si bien los dirigibles fueron seguros, y raramente había fatalidades, incluso cuando las naves se venían a pique ya que lo hacían lentamente y de forma controlada, el hecho de que la tragedia del Hindenburg fuera la primera tragedia televisada en la historia de la humanidad, ha permeado en las mentes colectivas y hoy día existe una idea general que asocia a los dirigibles con cierta peligrosidad o riesgo.
De hecho, durante la primera parte del siglo XX, la Deutsche Luftschiffahrts-aktiengesellschaft(o DELAG), considerada como la primera linea aérea comercial en la historia, y la cual transportó en dirigible a más de cien mil personas sin perder una sola vida. Un logro impresionante para la época el cual escapa a todos los preconceptos actuales.
Desarrollados a finales del siglo XIX por inventores como David Schwarz y Frederick Handley Page, estos vehículos tuvieron la peculiar característica de que, a pesar de necesitar amplios recursos para su construcción, su diseño era relativamente simple, por lo que docenas de emprendedores con los recursos técnicos y financieros necesarios se lanzaron a construir dirigibles.

Es ésto mismo lo que convierte a estas ballenas del aire en algo tan interesante, ya que para la década del 20 y del 30 existían infinidad de prototipos, modelos e implementaciones, desde las más simples como el construido por Augusto Severo, quien murió en París demostrando su vehículo, hasta las más avanzadas construidas por los alemanes y americanos durante las década ya mencionadas que permitían que los mismos fuesen verdaderos centros de mando voladores.
Este artículo tienen como objetivo ofrecer una fotogaleria en conjunto a una pequña descripción de los más interesantes.

Las bestias metálicas
El primer dirigible enteramente hecho en metal fue realizado por la Slate Aircraft Co., si bien el mismo resultó ser un fracaso comercial, el proyecto renacería de la mano del Ejército de los Estados Unidos, quienes construyeron varios dirigibles enteramente hechos de metal denominados como dirigibles ZMC-2, su tecnología era tan avanzados que la máquina construida para remachar los paneles metálicos al esqueleto de la nave sería la base de la máquina, aunque en una versión posterior y más modernizada, utilizada para remachar los paneles del Saturn V, el cohete que llevó al hombre a la Luna.

Si bien prometedores y majestuosos, la llegada del avión de pasajeros finalizó el sueño visionario de un cielo cubierto por enormes “globos metálicos“.
Vemos en la imagen el interior de un L30 y su impresionante estructura esquelética de bajo peso. Si bien la misma era de hierro y aluminio debido a lo limitada que era la ciencia de materiales en ese entonces, los ingenieros alemanes lograron esqueletizar todo al máximo para así eliminar la mayor cantidad de material redundante posible del total de la masa del armazón interno de la aeronave.
Como detalle de interés, debemos mencionar que los dirigibles a finales del siglo XIX y principios del siglo XX eran vistos como el medio de transporte que dominaría los cielos en el futuro.
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