Un espectáculo sin igual
Cubrían todo el cielo a tal punto que el horizonte se convertía en un espectáculo único, donde el ruido de los interminables aleteos y los gorjeos llamándose unas a otras brindaban una experiencia fuera de lo común; un mar orgánico de millones de aves. Lo anterior no es una exageración, ya que las palomas pasajeras no sólo eran la especie de aves más abundante de Norteamérica, sino que se estima lo eran también del mundo entero.
Sus bandadas migratorias eran un fenómeno sin igual, quizás solo comparables a las gigantescas bandadas que aun pueden verse en de ot Moor en el Reino Unido. Bandadas que se originaban cuando comenzaba el período de migración y decenas de millones de palomas pasajeras migraban al mismo tiempo. Era un fenómeno ciertamente sin igual, con millones y millones de aves cubriendo todo el cielo, como si se tratase de un río de aves.
Muchas veces, como puede leerse en las memorias de Simon Pokagon, uno de los pioneros de los derechos civiles en los Estados Unidos, el pasar de las bandadas llevaba horas, y el cielo se cubría con millones de palomas. Sólo en cuatro condados del estado de Wisconsin había 136 millones de palomas pasajeras adultas a mediados del siglo XVIII, según calculó posteriormente el naturalista Arlie W. Schorger. Por desgracias, este maravilloso espectáculo natural, fue llevado a la extinción en menos de un siglo debido a la codicia y la ignorancia humana.
Desde miles de personas que al avistar las bandadas no tenían mejor idea que sacar sus rifles, pistolas y resorteras y comenzar a disparar (muchas veces matando a varias de un solo disparo debido a la densidad de cada bandada) hasta comerciantes inescrupulosos que, sabiendo los recorridos habituales de las palomas, montaban gigantescas redes capturando a varias miles en cuestión de horas; las cuales luego vendían a los criaderos de cerdos para ser utilizadas como alimento para dichos animales.
En ocasiones también se utilizaban punt guns, gigantescas escopetas originalmente creadas para cazar patos que disparaban esquirlas cubriendo un enorme área y abatiendo decenas de aves a la vez. Esta era una de las armas preferidas por los cazadores furtivos.
Peor aun, las cerealeras las acusaban de destruir la siembra y los cargamentos de grano, algo falso, ya que la dieta de éstos plumíferos se basaba en insectos y principalmente en bellotas y castañas silvestres, frutos muy comunes y abundante en el sureste de los Estados Unidos.
La codiciosa expansión norteamericana: además de la paloma pasajera la rápida expansión humana del continente norteamericano en ésta época, especialmente en Estados Unidos y Canadá, llevaron a muchas otras especies al borde de la extinción. Un ejemplo de esto fue la intensiva cacería del bisonte, un animal que fue cazado al borde de la extinción al punto que montañas enteras de cráneos de bisonte eran algo común en los Estados Unidos.
Sin embargo, esto causó la histeria entre los flamantes campesinos de La Frontera (nombre que se les daba a las tierras que se iban anexando con la expansión hacia el sur y el oeste de los territorios Estado Unidenses). Esto llevo a que incluso en el siglo XVII un religioso excomunique a las aves.
Vemos las redes con las cuales bandadas enteras de miles de ejemplares eran capturadas en minutos:
El declive estrepitoso de su población comenzó al rededor de 1850, cuando los ferrocarriles permitieron la comercialización industrial por barril de la carne procesada de paloma pasajera con fines agrícolas.
Sabemos gracias a los meticulosos registros de S. S. McDuffie, un agente ferroviario, que cada barril contenía la carne de 25 docenas de palomas en salmuera, y cada carro transportaba cientos de barriles con decenas de carros por locomotora.
La última de las palomas pasajeras
Sólo el, en ese entonces, pequeño pueblo neoyorquino de Watertown recibía trenes transportando 11 toneladas de carne de paloma regularmente, lugar en el cual distintos frigoríficos parcelaban y luego congelaban dicha materia orgánica para su envío hacia el oeste de los Estados Unidos.
El comercio de carne de paloma fue tan redituable que campesinos de Wisconsin, Chicago y Milwaukee dejaban de trabajar la tierra para dedicarse exclusivamente a cazar furtivamente, cada uno, miles de palomas por semana. Incluso la industria hotelera trabajaba exclusivamente para los cazadores.
Es así, que tristemente, la codicia y la ignorancia de quienes creían que al ser tan numerosas eran también inagotables, acabaron con las palomas pasajeras, y el 1 de septiembre de 1914 moría tras 29 años en cautiverio en el Zoológico de Cincinnati, Ohio, la solitaria Martha, la última de su especie.
A pesar de los desesperados intentos por parte de los veterinarios por hacerla reproducirse, Martha nunca fue capaz de poner un huevo fértil.
Ciertamente los patrones migratorios de las aves es algo fascinantes. Quizás no lo sabías, pero existe un ave cuyo patrón migratorio la lleva a recorrer el planeta entero, esta es el asombroso gaviotín del ártico, el ave con la ruta migratoria más larga del mundo.