Sobre estrellas singulares
La estrella considerada como la más caliente del universo ha cambiado cambiado veces en los últimos años, sobre todo a medida que nuevos radiotelescopios han sido puestos en funcionamiento. Si bien lo mismo ocurrió con la estrella más grande del universo, estamos llegando a un punto en el cual estamos descubriendo estrellas al límite de lo posible, por lo que el ritmo de descubrimientos se irá reduciendo en frecuencia.
La estrella más caliente en el universo
Actualmente Eta Carinae ubicada constelación de la Quilla es considerada como la estrella con la mayor temperatura de superficie del universo conocido, la misma posee un radio unas 180 veces mayor al radio de nuestro Sol y una temperatura en su superficie que va entre los 36.000 y 40.000 Kelvin (o unos 35.726,85°C a unos 39.726,85°C).
Para darnos una noción de las cifras con las que estamos trabajando, la temperatura de superficie de nuestro sol es de unos 5.777K, es decir, 5.503,85°C. Si bien podemos llegar a creer que Eta Carinae es la estrella más grande conocida, esto no es así, ya que la más grande es VY Canis Majoris, con un radio unas 2000 veces mayor a la de nuestro Sol. Eta Carinae es una estrella de clasificación espectral O, sólo un 0.00003% de las estrellas en el universo corresponden con éste tipo.
Nota: si bien las estrellas azules están entre las más calientes y las más raras del universo como podemos ver en la gráfica, su vida es relativamente corta en comparación al tipo de estrellas más abundante en el universo, las enanas rojas, las cuales, cuando son pequeñas, pueden existir durante cientos de miles de millones de años. Puedes leer más al respecto en nuestro artículo sobre la estrella más pequeña del universo.
Ahora queda preguntarnos, ¿por qué entonces no es VY Canis Majoris la estrella más grande del universo la más caliente?. La respuesta tiene que ver con su conformación. VY Canis Majoris es una estrella roja hípergigante con una masa solar que se estima está entre los 17±8 M☉ (1 M☉ equivale a nuestro Sol), mientras que Eta Carinae es una hípergigante, hípermasiva azul con una masa que se estima está entre los 30M☉ a los 80M☉.
Las estrellas azules son estrellas masivas y mucho más densas, por lo que queman su material mucho más rápido que las estrellas rojas y se consumen de manera mucho más rápida, generando niveles de temperatura muchísimo mayores pero, como consecuencia, muriendo muy rápido en comparación y de manera violenta al convertirse en súpernovas (aunque ciertos modelos actuales predicen que Eta Carinae muy posiblemente se convierta en un agujero negro). De hecho, el color visible de las estrellas es un fenómeno físico que viene dado precisamente por la temperatura de su superficie.
La mayor temperatura físicamente posible
Entonces nos queda preguntar, qué tan lejos está la temperatura en la superficie de Eta Carinae de la mayor temperatura posible. La respuesta es mucho, muchísimo. La mayor temperatura teórica que los modelos actuales soportan es la denominada como Temperatura de Planck.
Ésta temperatura representa un límite fundamental ya que en éste punto la fuerza gravitacional se vuelve tan fuerte como las otras fuerzas fundamentales. En otras palabras, es la temperatura del universo durante los primeros picosengundos del Big Bang. Su valor: 1,417×1032 K (un poco menos si se tiene en cuenta la teoría de cuerdas).
Pero las estrellas quizás no sean la mejor opción de comparación, ya que hay objetos muchísimo más calientes que una estrella como la formación del núcleo de neutrones de una súpernova tipo II, que puede alcanzar 10×104 K. Sin embargo, la temperatura más alta alguna vez generada ocurrió en la tierra, en el LHC, Gran colisionador de hadrones, más precisamente en el detector ALICE diseñado para estudiar colisiones que producen plasma de quarks-gluones.
El experimento en cuestión tuvo lugar en el 2010 cuando los científicos del acelerador de partículas colisionaron los núcleos de átomos de oro. La temperatura alcanzada fue de unos 5,5×1012 K
El estudio de universo y sus particularidades es ciertamente algo sorprendente, y si bien en el principio contamos con tecnología de punta, en el pasado, desde los tiempos de Galileo y Kepler, hasta el comienzo de estudio de los planetas del sistema solar con sondas, como por ejemplo la odisea por obtener la primera imagen de Marte, el estudio del universo era rudimentario