La fría noche del 14 de abril de 1912 pasó a la historia cuando aproximadamente a pocos minutos de la medianoche el barco más grande del mundo, un lujoso palacio flotante obra de los afamados ingenieros Thomas Andrews y Alexander Carlisle impactó en su lado de estribor contra un enorme iceberg y pocas horas más tarde se hundió en las gélidas aguas del Atlántico Norte causando una de las mayores catástrofes marítimas en la historia.
La historia del hundimiento del Titanic se ha contado cientos de veces, e infinidad de teorías intentando determinar el por qué este, en teoría, «barco imposible de hundir» se terminó hundiendo han sido postuladas. No obstante, hay otras historias relacionadas al hundimiento que no tienen que ver con el Titanic en si mismo, sino que relatan el esfuerzo de los navíos cercanos por rescatar a los sobrevivientes, recuperar cuerpos en el agua e incluso investigar y determinar qué fue lo que ocurrió.
Una de estas historias es la del buque de pasajeros SS Prinz Adalbert, el cual durante el mediodía del 15 de abril, aproximadamente unas 11 o 12 horas después del hundimiento del Titanic, detectó un iceberg particular que llamó la atención de los marineros ubicados en los puestos de vigía.
Debido a la capacidad limitada de los equipos de telecomunicaciones de la época, la tripulación del Prinz Adalbert desconocía lo ocurrido ya que al momento del hundimiento se encontraban a más de 140 kilómetros del lugar y es por esta razón que los hombres en cubierta se sorprendieron al ver un enorme iceberg que presentaba restos de pintura roja en uno de sus lados.
Es también importante notar que transcurrió un tiempo considerable desde que la colisión tuvo lugar hasta que el Titanic, que se encontraba viajando a una velocidad de 22 nudos, logró detenerse por completo, por lo que se calcula que el hundimiento tuvo lugar a una distancia de 5 kilómetros del iceberg.
Sospechando que una colisión había tenido lugar el capitán ordenó abandonar su curso planificado, emitir un mensaje de alerta a las embarcaciones cercanas y navegar en un patrón de búsqueda con el fin de quizás rescatar a algún naufrago. Uno de los barcos que recibió esa alerta fue la Minia, un barco comercial que se encontraba tendiendo cables telefónicos sumergidos en el océano.
Debido a que se debía llevar un registro visual de ciertas de sus tareas, el capitán contaba con una cámara, la cual utilizó para capturar las que se cree son muy posiblemente las únicas imágenes cercanas que existen del iceberg que hundió al Titanic, específicamente dos fotografías: una de la cara sur y otra de la cara este.
Cabe destacar que existe una fotografía tomada por una de las pasajeras del RMS Carpathia en la cual puede verse un iceberg muy a lo lejos, y el cual varios investigadores han mencionado como posiblemente otro documento visual del objeto con el que colisionó el Titanic. La misma puede verse a continuación:
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