La fascinación por las pirámides
Desde su impresionante construcción hace miles de años las pirámides han fascinado a millones de personas, desde legionarios romanos hasta las tropas napoleónicas y turistas modernos. Curiosamente, o quizás no tanto dada la naturaleza humana, muchos de estos visitantes de todas las épocas y a lo largo de los miles de años han trepado las pirámides y llegar a su cima con el fin de observar el mundo a su alrededor desde una perspectiva única. A continuación hablaremos sobre algunos de los ejemplos históricos y contemporáneos más emblemáticos al respecto.
Abdel Nabi Hefnawi, el faraón de las pirámides
Abdel Nabi Hefnawi, apodado como «el faraón de las pirámides«, era considerado el mayor experto en trepar y escalar las pirámides a toda velocidad del siglo XX, de hecho lo hizo miles de veces a lo largo de 30 años, ya que este era su medio de vida. Es decir, trepaba la Gran Pirámide a toda velocidad disfrazado de faraón a manera de acto circense para los turistas. También en oportunidades trabajaba como guía personal para personas que querían llegar a la cúspide y ver el Cairo desde la cima.
El acto del faraón de las pirámides no era poca cosa, era de hecho una impresionante muestra de aptitud física, ya que lograba subir desde la base a la cúspide de la Gran Pirámide en solo 5 minutos, y bajar de la misma a la base en solo 2 minutos.
Hefnawi trepó a la cima por primera vez a la edad de ocho años, y vio a lo largo de las décadas cómo unas 200 personas perdieron sus vidas intentando trepar las pirámides. Según relatos del experto trepador, uno de los mayores problemas radicaba en que la gente se confiaba mucho debido a la anchura de los escalones y esto hacía que cometan errores fatales propinándose así al vacío y rodando sin parar hasta la base.
Según sus palabras, casi siempre realizaba su acto utilizando gafas de sol a pesar que estas «irrumpían» un tanto su disfraz de época. Esto se debía a que el brillo del sol sobre la piedra es mucho más intenso de lo que puede parecer a primera vista, y en muchos casos hasta resultar enceguecedor y puede afectar la visión. Algo que, cuando se está intentando llegar a la cúspide en menos de 5 minutos, puede resultar en un error fatal.
Cuando la prohibición de trepar las pirámides entró en efecto y se comenzó a hacer respetar, Hefnawi debió cambiar su profesión y comenzó a dedicarse a guiar turistas por todo el Cairo.
La obsesión con trepar las pirámides
A partir de mediados del siglo XIX, gracias a la finalización del Canal de Suez, que permitió los viajes regulares de barcos de vapor a Egipto y otras ubicaciones del norte de África y Medio Oriente, viajar a Egipto a conocer los maravillosos tesoros de la antigua civilización del Nilo se volvió popular entre los turistas regulares, es decir, dejó de ser el territorio de los aventureros y los arqueólogos, los turistas encontraron en el trepar y escalar las pirámides una atracción difícil de resistir. Prontamente una industria turística de «guías de ascenso» e incluso asistentes que empujaban y hasta cargaban a los turistas a la cima comenzó a surgir entre los locales quienes veían en esto la posibilidad de obtener un buen medio de vida.
El problema no era simplemente que gran cantidad de los turistas que intentaban trepar a la cúspide de las pirámides moría en el intento como indicó Abdel Nabi Hefnawi, sino que además muchos de estos utilizaban objetos punzantes metálicos para inscribir sus nombres en la piedra. De hecho, podemos ver las inscripciones en la cúspide de una de las pirámides en la imagen que hemos incluído del brindis en 1940.
El problema comenzó a agravarse para mediados del siglo XX, ya que turistas de todo el mundo viajaban a Egipto muchas veces con la sola intención de trepar las pirámides. Por esta razón en 1951 el gobierno egipcio promulgó una ley que prohibía trepar las pirámides. Si bien la ley fue puesta en vigencia en 1951, no fue sino hasta 1973 que la misma comenzó a hacerse cumplir con una multa de $150 dólares y una pena de dos meses de cárcel.
Anterior a 1973, año en el que se reemplazó la policía común que resguardaba las pirámides por guardias especialmente entrenados y además se adicionaron también guardias de civil con radios, sobornar a los policías que cuidaban de las mismas para que estos hagan la vista gorda solo costaba alrededor de unos 50 centavos de dólar.
Incluso años después los turistas, esta vez utilizando más dinero, seguían sobornando a los guardias para subir, habiendo varias noticias de este tipo de incidentes. Por ejemplo, según el periódico egipcio de lengua inglesa Bangor Daily News con fecha del 9 de setiembre de 1978, un maestro de escuela suizo llamado Stephan Boross rodó hasta su muerte por la Gran Pirámide ante la mirada atónita de sus alumnos.
Trepar las pirámides en la era de las redes sociales
Si bien en la actualidad las pirámides son resguardadas por guardias profesionales, mejor pagados y especialmente entrenadas así como también destacamentos de policía antiterrorismo y todo un sin fin de cámaras y dispositivos tecnológicos, hay gente que aún sigue ingeniándoselas para trepar las famosas tumbas egipcias.
En el presente es casi imposible hacerlo de día, por lo que los interesados en romper la ley y arriesgarse a sufrir una multa y además varios meses de cárcel dependiendo de lo que dicte un juez, por lo general lo hacen a escondidas por la noche.
Famoso fue el caso de la pareja que se fotografió desnuda en la cima de una de las pirámides hace unos años. Pero aquí veremos las imágenes de una troupe de acróbatas urbanos rusos que evadieron todos los controles y lograron llegar a la cúspide en el año 2013 y otros intentos modernos similares.
Esto por supuesto fue un acto de irresponsabilidad extrema. Las pirámides son un legado cultural dejado por los antiguos egipcios a toda la humanidad, monumentos milenarios ya de por sí a lo largo de los milenios han sufrido un gran deterioro y una considerable cantidad de abusos y vandalismo. En Anfrix hemos hablado sobre el sultán que intentó destruir las pirámides.
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