Una isla muy singular
Muchas veces en novelas o cuentos de marineros y piratas existe el concepto de la «isla de la muerte», una isla habitada enteramente por muertos, o en cuyas arenas fallecieron tantas personas que se hizo pertinente darle un apodo más que convincente para mantener alejadas de sus costas a futuras víctimas incautas. En un lugar del mundo esta isla es una realidad, y se trata del cementerio de Venecia más famoso de todos.
El cementerio de Venecia
De todas maneras una vez más la realidad le gana a la ficción, ya que la Isola di San Michele, ubicada en las afueras de Venecia, es la única porción de tierra cuya totalidad de su extensión se encuentra ocupada completamente por tumbas.
Nombrada en honor a San Michele, ó, en español, San Miguel, uno de los arcángeles bíblicos, y considerado en las creencias religiosas abrahámicas como uno de los ángeles más poderosos del cielo, la isla es prácticamente una porción de historia en si misma. No solo por la notoriedad e importancia histórica de algunos de sus habitantes, sino porque muchos de sus edificios y estructuras se remontan a cientos de años en el pasado, predatando incluso a la creación del cementerio el cual hoy ocupa toda la superficie de la isla.
Su origen como cementerio comienza a principios del siglo XIX cuando tropas francesas al mando de Napoleón, quizás el más importante genio militar del siglo XIX, dominaban el lugar y comenzaron a administrar tanto las funciones de gobierno como las tierras. En otras palabras, debido a su dominio militar se convirtieron en el gobierno de facto de Venecia.
Prontamente estos comenzaron a notar que los difuntos eran enterrados en las pocas porciones de tierra de la ciudad y, en algunos casos, los arrojaban a las aguas tras una ceremonia de despedida, costumbre practicada durante siglos. Pensando que esto sería grave para la salud de las tropas obligaron a Antonio Selva a designar un cementerio en una isla cercana a las tierras de la ciudad.
Los ritos funerarios venecianos: la costumbre en Venecia utilizada durante siglos fue la misma que en el resto de casi todo el mundo, es decir, de enterrar a sus muertos en las porciones de tierra cercanas a la ciudad, costumbre que incluso es la regla con nuestras mascotas. Tras el entierro, los restos eran dejados durante un par de décadas para luego retirarlos e introducirlos en un osario. Esto, lógicamente, evitaba que se acabe el reducido espacio disponible, ya que el mismo era reutilizado periódicamente. Los osarios fueron muy comunes en muchos lugares de Europa, algunos, incluso, llevando la tarea al extremo al ordenar y acomodar los huesos de manera artística, como por ejemplo el osario de Sedlec.
Prontamente el cementerio se fue poblando, y al día de hoy es uno de los lugares más maravillosos del planeta. No solo por poseer una de las catedrales renacentistas más antiguas del mundo construida en 1469 (la misma ya existía previamente a la denominación de la isla como cementerio) sino porque además en las esculturas, pinturas y diseños que acompañan a las tumbas trabajaron algunos de los más reconocidos artistas de todos los tiempos.
La siguiente vista aérea nos muestra la organización del cementerio de Venecia, vemos que está todo diagramado en lotes cuadros, con tumbas normales en la mayoría de estas, pero así mismo se observan sectores para bóvedas, osarios y tumbas más elaboradas:
Si bien las acciones de las tropas napoleónicas atropellaron las costumbres y creencias de los venecianos, finalmente esta decisión termino siendo muy productiva y benéfica para la histórica ciudad, ya que permitió concentrar todas las actividades fúnebres en un punto alejado y de manera ordenada.
En la isla se encuentran descansando figuras tales como Igor Stravinsky, Christian Doppler, Joseph Brodsky y varios otros, así como tumbas de guerra en honor a marinos caídos durante la Primera Guerra Mundial. Es muy común que estas tumbas reciban cientos de visitas al año, y durante los aniversarios de conmemoración de la Primera Guerra se realicen distintos actos en su honor.
Otros cementerios singulares
Los cementerios, a pesar de su sombría atmósfera, son lugares interesantes repletos de obras artísticas, en especial los más antiguos.
― Uno de estos cementerios en Brugge, Bélgica, posee una de las estatuas-lápida más llamativas, ya que el pasar del tiempo ha borrado su rostro, volviendo el motivo de dicha estatua en un misterio.
― En Londres existe un cementerio de mascotas victoriano muy singular el cual se halla «escondido» dentro del mítico Hyde Park.
― Otro cementerio extremadamente interesante se encuentra en Londres: un cementerio de mascotas victoriano en el cual hayamos un bosque de pequeñas lápidas conmemorando a las mascotas más fieles que pasaron por las vidas de los londinenses.